Viernes 17 de julio de 1998

 








 

 

MENSAJE
Sólo son espantapájaros

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

F
ue un desfile singular aunque no recibió mucha publicidad. No fue acompañado de bandas de música, ni de estandartes, ni de banderas. Fue un desfile pequeño, de gente callada, silenciosa pero elocuente.

Lo organizó Joan Caron, mujer de mediana edad del estado de Maine, Estados Unidos, y los 37 desfilantes eran todos "espantapájaros". Cargados por hombres y mujeres, desfilaban con ropas viejas y desgarradas como todo espantapájaros. Joan Caron bautizó su desfile, con toda ironía: "Políticos y Religiosos". Interesante este desfile: impresionante para los niños, divertido para los mayores y sugestivo para todos. Su nombre, especialmente, provoca reflexión: "Políticos y Religiosos".

El espantapájaro, esa mal vestida estatua que no es más que dos palos cruzados con ropa vieja encima, ha venido a ser el símbolo de lo falso, de lo engañador, de lo temido sin razón. Parece que la señora Caron quería enfatizar ese lado oscuro de algunos políticos y religiosos que ella conoce.

Sin embargo, ese desfile desusual nos da en qué pensar, porque hay otros espantapájaros que también son falsos, espantan y engañan.

La superstición es uno de ellos. Hay quienes, por ejemplo, pasan cada hora del día pegados a su horóscopo. Son los que viven con un miedo pasmoso de desviarse un solo milímetro de su prescripción. Si el horóscopo les dice que ese día no es bueno para los negocios, se vuelven ariscos a cualquier proposición comercial. Si el horóscopo les dice que no es buen día para las relaciones humanas, se encierran en su cuarto hasta el día siguiente. Las supersticiones no son más que espantapájaros.

El fatalismo es otro de ellos. ¡Cuántas personas hay que se doblegan totalmente ante alguna situación negativa de la vida! Para ellas, son el producto de un destino cruel e inflexible que les congela la mente y les paraliza la voluntad. Se rinden ante las luchas como si fueran ley escrita en el cielo.

Dios nos ha hecho libres. Lo que nos congela ante la superstición y el fatalismo es nuestra falta de conocimiento y de fe. Pidámosle a El libertad espiritual para así llegar a ser la persona que El quiere que seamos. El desea darnos su liberación y su gracia. No tenemos que ser víctimas del temor. Cristo ya pagó el precio por nuestra libertad.

 

 

 

FARANDULA
Estrellas panameñas de siempre con nuevas producciones.

 

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