Cuando me comentaron, dije: Yo quiero verla. La única referencia que tenía de ella era haberla visto por You Tube. No podía creer la calidad de voz de esa mujer llamada Susan Boyle, una escocesa de 48 años que de pronto se aparece a un programa de talentos en su país y deja a todos boquiabiertos.
Su aspecto no le daba la bienvenida a nadie. Ella simplemente dijo que quería ser una gran cantante, pero, mientras lo decía, algunos presentes arrugaban la cara con repugnancia. De pronto, la imagen de la señora robusta, con su cabello desaliñado, con bocitos y cejas gruesas se convirtió en el hazmerreír del show hasta que abrió la boca para cantar "Dreamed a Dream" y las muecas se convirtieron en aplausos. Se había descubierto un gran talento.
Quiero escuchar su voz de nuevo, pero esta vez aquí. En Panamá tenemos muchas Susan Boyle. Así, como le ocurrió a ella por más de 36 años, hay muchos talentos esperando una oportunidad para saltar a la fama, pero nadie les da nada, sólo por su apariencia.
Aunque no haya ganado la competencia, Boyle se ha convertido en toda una celebridad. Ahora dicen que gana 14 mil dólares por minuto.
La industria de la música nos ha vendido mal la idea. Ellos consideran que un rostro bonito vende más que una voz. Esto está cambiando.
En el campo espiritual, la Biblia nos relata muchos ejemplos. Cuando Samuel fue a conocer a los hijos de Isaí para buscar al nuevo rey de Israel, seleccionó al más débil de todos los hermanos y fue David el rey.
Quizás usted está esperando ver a la verdadera Susan Boyle en Panamá, pero tal vez no se ha dado cuenta que la ha tenido frente a sus narices por muchos años y no le ha brindado esa oportunidad.
La aseadora de su empresa, tal vez no podría ser una gran cantante, pero quizás sí una gran gerente. O quizás el muchacho que lava autos, con los pantalones cortos, en su taller podría ser un excelente vendedor.
Veamos a los demás sin estereotipos. Sólo de esta forma podremos escuchar la voz de Susan Boyle en Panamá y en el mundo.
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