Luego de ver la presentación de Panamá, ayer, ante Honduras, sentí escalofríos.
Sin dudas, asusta ver que los dirigidos por Gary Stempel no juegan a nada. Un equipo apático, sin variantes, sin táctica y así podríamos mencionar un sinnúmero de falencias.
Señores, los seleccionados panameños ayer se equivocaron de deporte. El fútbol es un deporte de conjunto. Y como tal, hay que integrarse a la hora de practicarlo. Esto jamás ocurrió.
Repasemos las líneas. En el fondo, causa pavor ver que los marcadores de punta son rebasados, no cumplen su función. Gun y, sobre todo, Moreno, lucieron lentos en un puesto donde la rapidez es la clave.
Hacia el medio, lo de Gabriel Gómez fue decepcionante. Es un gran jugador, pero ayer se le vio perdido, sin recuperación.
Adelante, �dónde estaba Blas? El jugador del fútbol mexicano solo se mostró sobre el final del encuentro, con un cabezazo que fue sacado sobre la línea. Stempel le buscó compañeros: Tejada y Garcés, pero con ninguno se halló.
Se puede rescatar la labor de Nelson Barahona, que intentó ponerse el equipo al hombro, pero el "Ruso" terminó afuera, víctima del cansancio, y es que se necesita más que un tractor para acarrear este equipo, que parece dormido, cuando es hora de despertar.
Dentro de lo lamentable de esta historia se puede resaltar el trabajo de Amílcar Henríquez y Manuel Torres (cuando le tocó entrar), quedó demostrado que esta dupla es la que se necesita en el medio campo.
Quizás habría que haberle dado más minutos a Rolando Escobar, que le falta rodaje para integrarse al equipo.
Quizás, tal vez, los supuestos no alcanzan. Al ver los números reales, el espanto es mayor. La selección ha efectuado seis partidos de preparación y sólo ha salido airosa en una oportunidad, cayó en cuatro ocasiones y empató una vez.
Es evidente que al "míster" le cuesta amigarse con el triunfo, falta una semana para el debut contra Guadalupe y aún no tiene el equipo.
Se acaba el tiempo y es hora de resolver, no de improvisar.