Explotación de menores es vergüenza
de la sociedad
Tegucigalpa
ACAN-EFE
El director general de la
UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, afirmó que la miseria y la explotación
de menores es una "vergüenza de nuestra sociedad", que no
requiere de soluciones "caritativas".
Asimismo, pidió al Congreso Nacional de Honduras que asigne un
mayor presupuesto para la educación y la investigación científica
en este país centroamericano.
Mayor Zaragoza afirmó que "a la situación intolerable
de los niños de la calle que malviven inhalando disolventes hasta
caer abatidos por algún escuadrón de la muerte, o a la explotación
laboral o sexual de los menores, no pueden aplicarse soluciones caritativas".
"No es con soluciones caritativas como se logrará corregir
esta enorme aberración, esta vergüenza de nuestra sociedad",
insistió el director de la UNESCO, quien terminó hoy una visita
oficial a Honduras, a donde llegó el pasado domingo.
Por otra parte, Mayor Zaragoza dijo -al comparecer la noche del lunes
en una sesión del parlamento celebrada en su honor- que "quisiera
que se pudieran aumentar progresivamente los porcentajes del Producto Interior
Bruto (PIB) dedicados a educación".
También consideró que sería "excelente"
que dentro de seis o siete años se destinara al menos el 0,4 por
ciento del PIB para la investigación científica y tecnológica,
y que el sector privado promueva la ciencia y la tecnología.
Anunció, asimismo, la pronta apertura en Honduras de una oficina
permanente de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El director de la UNESCO invitó a intelectuales, profesores universitarios
y otros sectores a adherirse al "Manifiesto 2000 para la Cultura de
Paz y No Violencia" que las Naciones Unidas han lanzado con motivo
de haber declarado el 2000 como "Año Internacional de la Cultura
de Paz".
El manifiesto promueve el respeto a todas las vidas, el rechazo a todo
tipo de violencia, el ejercicio de la generosidad, el ejercicio de la escucha,
el esfuerzo de preservación del planeta y la reinvención de
la solidaridad, explicó.
Arguyó que "la transición real de este fin de siglo
y de milenio es la de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón".
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