Gran Bretaña da luz verde a proceso de extradición de Pinochet

Agencias
Internacionales

El secretario de Interior de Gran Bretaña, Jack Straw, dijo ayer jueves que los procedimientos de extradición contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet pueden seguir adelante por un reducido catálogo de abusos en los derechos humanos cometidos durante su mandato.

Straw "llegó a la conclusión de que... la petición formal de España puede iniciar la extradición por los delitos de tortura y conspiración en tortura", indicó un comunicado del Ministerio de Interior.

La decisión acabó con las esperanzas de los simpatizantes de Pinochet de que el reciente debilitamiento del caso español contra el general retirado de 83 años por parte del más alto tribunal británico, los Law Lords, hiciera que Straw le permitiera regresar a Chile.

"El general ha sido acusado de estos crímenes, no se ha demostrado que los haya cometido", afirmó Patrick Robertson, un portavoz de Pinochet, en BBC radio. Aseguró que el caso de Pinochet sería mejor manejado por tribunales chilenos.

Pero los defensores de los derechos humanos estaban emocionados.

"Tras 25 años de impunidad, esta decisión definitiva significa que Pinochet tendrá que responder finalmente por sus terribles crímenes", dijo Reed Brody, un experto legal de la organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York, que presentó documentos escritos en el caso Pinochet

"ES UN ACTO NEGATIVO"

Tras las declaraciones hechas recientemente, se produjeron opiniones entre las que figura la de la ex primera ministra Margaret Thatcher quien manifestó que la decisión del ministro británico de Interior, Jack Straw, de autorizar el proceso de extradición del ex dictador chileno Augusto Pinochet es "un acto político vengativo", afirmó ayer jueves la ex Thatcher, una de las más ardientes defensoras del general, acusó a Straw de haber situado "sus ambiciones por encima de sus deberes y haber perjudicado el honor de su tarea".

"Parece que su examen de los argumentos fue superficial e inadecuado", añadió en un comunicado.

"No se trata de una decisión de un hombre justo", añadió Thatcher, que el mes pasado visitó a Augusto Pinochet en su residencia vigilada de las afueras de Londres

FUSTIGAN A GRAN BRETAÑA

Por otra parte, el gobierno chileno fustigó al ministro británico del Interior, Jack Straw, por considerar que no revisó a fondo el fallo de la Cámara de los Lores sobre el ex dictador Augusto Pinochet.

Sin embargo, el ministro chileno de Relaciones Exteriores, José Miguel Insulza, descartó tomar represalias por la decisión de Straw, quien dio luz verde al proceso judicial de extradición de Pinochet a España, donde enfrenta un proceso por crímenes contra la humanidad.

"No tomaremos medidas extras, no llamaremos a nuestro embajador (en Londres, Mario Artaza) para consultas, no declararemos a ninguna persona non grata y no vamos a romper relaciones con nadie, espero que haya quedado claro", remarcó.

Respondió así a llamados de la oposición derechista y empresarios, que pidieron romper relaciones con Gran Bretaña y endurecer su postura ante Londres.

Por el contrario, grupos de derechos humanos recibieron la resolución de Straw con ambiente festivo, y realizaron una marcha pacífica por la capital para celebrar.

Un comunicado leído a la prensa por Insulza señaló que "el señor Straw no ha querido asumir la responsabilidad política de responder a la clara indicación de los lores en el sentido de 'reconsiderar su decisión', sino que se ha limitado a modificarla aún pretextando que se trata de 'un nuevo examen'".

Un panel judicial de la Cámara de los Lores aval del 24 de marzo la extradición de Pinochet para casos de tortura cometidos después de 1988, cuando Gran Bretaña adhirió a la convención internacional contra la tortura.

Basado en ello, los lores pidieron a Straw reconsiderar la decisión que había adoptado el 9 de diciembre al dar curso al proceso judicial de extradición de Pinochet a España, donde enfrenta un proceso por crímenes contra la humanidad.

Con la decisión anunciada el jueves, serán los tribunales británicos los que decidan si Pinochet debe enfrentar a la justicia hispana.

Entre las organizaciones detractoras y simpatizantes del detenido ex dictador, el fallo provocó reacciones encontradas.

Grupos de derechos humanos vivieron un estallido de júbilo, con abrazos y gritos, al conocer la decisión en la madrugada en un local céntrico de Santiago, donde celebraron una vigilia.

Igualmente, allegados a la Fundación Presidente Augusto Pinochet no ocultaron su desazón, y salieron en autos a protestar frente a las embajadas de Gran Bretaña y España, desde donde se trasladaron a un barrio de generales del ejército a sonar sus bocinas, en un llamado a "despertar" a los militares.

"Esta decisión no solo es para nosotros los familiares de las víctimas de la represión, sino para el mundo entero, por el precedente que sienta en el sentido que ningún dictador podrá cometer crímenes contra la humanidad sin que sea sancionado", dijo Viviana Díaz, activista de derechos humanos.

Por su parte, el empresario Hernán Briones, presidente de la Fundación Pinochet, dijo que "protestamos una vez más de la manera más enérgica por este nuevo atentado a la soberanía jurídica del país".

Sostuvo además que "el gobierno debe hacerse parte de los próximos pasos contemplados en el orden jurídico de Inglaterra para que finalmente se obtengan resultados", remarcó Briones.

Por su parte, la diputada socialista Isabel Allende, hija del derrocado presidente marxista Salvador Allende, dijo que era partidaria de gestionar el regreso de Pinochet a Chile, pero si había voluntad de procesarlo en el país suramericano.

"Nosotros somos partidarios de que muestren clara voluntad política, no sólo del gobierno, sino también de los distintos actores para que haya justicia en Chile", subrayó Allende.

Con su decisión, Straw abrió las puertas para el proceso de extradición de Pinochet a España, donde el juez Baltasar Garzón lleva un proceso en su contra por crímenes contra la humanidad.

El gobierno chileno había anticipado el fallo la víspera, al señalar que Straw se limitaría a "complementar" la decisión que había anunciado el 9 de diciembre, cuando avaló el proceso de extradición de Pinochet.

 

 

 

 

 






 

Con la decisión de los lores, los delitos por los que Pinochet podía ser procesado quedaron reducidos a ocho casos de tortura, detallados en la petición original de extradición, como el del joven Marcos Quezada Yáñez, quien murió el 24 de junio de 1989, como consecuencia de un "shock por acción eléctrica", según la autopsia.

 

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