CUARTILLAS
Cuarenta (1)

Milcíades A. Ortiz Jr.

Sonrío cuando me entero que las autoridades de Educación quieren castigar y acallar la rebeldía de jóvenes del Instituto Nacional. "Lo mismo quisieron hacer con mi generación de a fines de los años cincuenta", me digo mentalmente. Y ya nadie recuerda al opresor ministro Sucre, pero el glorioso Nido de Aguilar sigue dando que hacer.

A finales de febrero de este año se cumplirán cuarenta años de haber recibido mi diploma de Bachiller del Instituto. Sería tonto exclamar "parece que fue ayer", pero así siento cuando mi mente se va por el túnel del tiempo a los años cincuenta, en las aulas de "la mole del saber".

Ser institutor fue ayer y es hoy, algo más que simplemente asistir a un colegio. Era toda una filosofía de vida, basada en el orgullo de ser panameño, el nacionalismo, la lucha por la soberanía y contra el militarismo. En sus aulas los jóvenes se templaban como futuros panameños rebeldes, que no aceptarían imposiciones ni presiones.

Cuando llegué al Instituto Nacional en 1953 el colegio estaba bajo el control del Rector Gallegos, quien se jactaba de haber controlado la rebeldía estudiantil, que dio origen al movimiento que rechazó los Tratados Filós-Hines, en 1947.

Al comenzar a escribir en murales, haciendo sencillas críticas como por ejmplo, que los cuartos de gimnasia estaban sucios y mal olientes, sentí el poder del Rector. Habíamos formado un grupo llamado "Los Cuatro Grandes (Adolfo Ahumada, Luis Shirles, Fidel Díaz y yo), que criticaba algunas cosas del colegio, mediante los murales.

El rector nos llamó a su despacho y sacó nuestros expedientes uno por uno, en forma que daba miedo. Al notar nuestras buenas notas, nos pidió que dejáramos de divulgar las críticas y que se las entregáramos a él, para guardarlas en un archivo. Así controlaba a los profesores.

Yo salté en mi asiento y dije: "yo no seré un sapo". Casi me fulmina con su mirada el adusto rector. Todavía recuerdo su mirada ante un muchacho tembloroso, que hacía críticas de buena fe.

La suerte estaba echada. Semanas después fui uno de los oradores que sacó a los aguiluchos a la calle hasta la presidencia, pidiendo la renuncia del Rector. Este movimiento cambiaría la historia panameña...

Luego vinieron intensas actividades políticas, la reorganización de la Federación de Estudiantes de Panamá, una huelga pidiendo mejores escuelas y no cuarteles, y la masacre de varios institutores por parte de francotiradores anónimos, mancha que ensombreció la administración de Ernesto de la Guardia.

Allí en el Nido de Aguilas forjé mi incipiente inclinación hacia el Periodismo, y aprendí lo que cuesta decir la verdad. El nuevo rector "Chachi" García llegó a poner un ultimatum a mis padres: si yo escribía otra cosas y la pegaba en el mural, sería expulsado. A él le tocó la vergüenza de expulsar a varios jóvenes revolucionarios, quienes (como ahora) tuvieron que terminar estudios en la secundaria nocturna.

¿Qué hice? "Por la verdad murió Cristo", señalé a mi padre, quien me convenció que era mejor terminar en el Instituto. Tuve que irme a la clandestinidad, porque yo no iba a renunciar a mi derecho a criticar.

Formé un grupo para circular volantes; hice escritos críticos más fuertes, que desesperaban al Rector. Una vez me tocó ver al profesor García gritando en el vestíbulo, molesto por uno de mis anónimos. Me sonreí cuando se me acercó y me dijo: "tú no escribías así". Quise gritarle que él me había obligado a ocultar mi nombre con su presión, pero no era tonto a pesar de mi corta edad.

Aunque tuve sinsabores, tengo mucho más recuerdos positivos de mi permanencia en el Nido de Aguilas. Y pensar que ya pasaron ¡cuarenta años...! (continúa).

 

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Juan Antonio Guizado, un bombero que es ejemplo para la futura generación


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, abuso con los precios


OPINIONES

 

PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | VARIEDADES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


 

 Copyright 1995-1999, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.