Lunes 18 de enero de 1999

 








 

 


DUDAN QUE PUEDAN TERMINAR SU PERIODO
Hospitalización de Yeltsin atiza pedidos de renuncia en Rusia

Moscú
REUTERS

El presidente ruso, Boris Yeltsin, fue internado el domingo en un hospital, víctima de una úlcera sangrante, dijeron funcionarios del Kremlin.

Sus asistentes añadieron que por la tarde la condición del presidente era estable y estaba incluso animado.

Pero el último contratiempo en la salud de Yeltsin, de 67 años, alimentó últimamente nuevas solicitudes de que renuncie antes de que culmine su mandato, a mediados del 2000.

El secretario de prensa del Kremlin, Dmitry Yakushkin, dijo que el presidente se sintió mal por la mañana y fue trasladado al Hospital Clínico Central de Moscú, donde fue sometido a un urgente examen gastrocópico.

Yeltsin deberá permanecer varios días en cama.

Expertos médicos independientes dijeron que la úlcera, producida quizás por las frecuentes tabletas de aspirina que el presidente consume debido a sus problemas cardíacos, le podría impedir abandonar el hospital por al menos una semana o quizás aún más tiempo.

Si las drogas no logran curar la úlcera, sería necesario recurrir a cirugía, lo que dilataría más su recuperación.

El líder ruso, a quien en noviembre de 1996 se le practicó un quíntuple desvío coronario, fue visto por última vez el sábado en un fragmento de 20 segundos de cinta de televisión silenciosa, en la que escuchaba a su ministro de Interior.

El primer ministro Yevgeny Primakov, el ex jefe de la inteligencia rusa designado por Yeltsin en septiembre para calmar al parlamento de mayoría comunista, lleva cuatro meses día a día a cargo del país.

"No ha surgido ninguna situación extraordinaria con la enfermedad del presidente", declaró Primakov a la agencia de noticias Itar-Tass.

Primakov volvió a Moscú el sábado por la noche tras viajar a Siberia, donde prometió que Rusia seguirá cumpliendo con los pagos de la deuda pese a la crisis financiera que derribó el gobierno previo en agosto.

El estado de salud ha relegado a Yeltsin a los márgenes de la política rusa en los últimos tres meses, luego que estuvo a punto de desmayarse durante una gira por ex repúblicas soviéticas centroasiáticas.

Desde entonces, Yeltsin sufrió de dolencias consecutivas de lo que el Kremlin describió como bronquitis, cansancio crónico y neumonía.

Yeltsin debía regresar a sus oficinas del Kremlin el jueves pasado, pero canceló sus actividades y permaneció en su residencia de descanso de Gorky-9, a las afueras de Moscú.

La recaída luego de unas pocas semanas en las que pareció gozar de mejor salud aumentaría la presión de sus oponentes y de ambiciosos ex aliados para que Yeltsin deje de una vez el poder.

La situación "podría fortalecer el argumento de realizar una elección presidencial anticipada", dijo el comunista Viktor Ilyukhin a la radio Ekho Moskvy.

"No es secreto que el presidente está enfermo, seriamente enfermo", añadió.

La semana pasada, el ambicioso alcalde de Moscú y ex aliado de Yeltsin, Yuri Luzhkov, dijo que ya era hora de que se vaya.

El gobierno ruso mostró en numerosas ocasiones que es capaz de arreglárselas sin Yeltsin durante largos períodos de tiempo, a pesar de que la constitución deposita grandes poderes, entre ellos el segundo mayor arsenal nuclear mundo, en las manos del presidente.

El presidente tenía previsto visitar Francia a finales de mes, en lo que sería su primer viaje al exterior desde que los médicos le prohibieron desplazarse al exterior tras su fatídica gira por Asia Central.

La visita a Francia parece que se unirá a la lista de compromisos internacionales que Yeltsin no podrá cumplir.

El presidente padece de mala salud desde que sufrió unos ligeros ataques de corazón días antes de su reelección en julio de 1996, tras una dura campaña en la que, contra pronósticos adversos, derrotó al candidato comunista.

En caso de que el presidente quede totalmente incapacitado, la constitución establece que Primakov debe asumir sus poderes por tres meses, hasta que se realicen nuevas elecciones.

En la primera reacción a los sucesos de Moscú, un portavoz del presidente estadounidense Bill Clinton aludió a la línea de sucesión.

"Como el Kremlin indicó el año pasado, el primer ministro Primakov sigue manejando los asuntos cotidianos del gobierno", dijo el portavoz estadounidense P.J. Crowley.

El presidente comunista de la cámara baja del parlamento pidió que el presidente transfiera formalmente el control del ejército, la policía y los asuntos internacionales al primer ministro Primakov durante el tiempo que esté convaleciente.

Sin embargo, ese tipo de medidas no han sido tomadas, dijo.

 

 

 








 

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