El gran desafío de todos los gobiernos, en especial del actual, no solo es la ejecución de las obras trascendentales de infraestructura (puentes, autopistas y otras), sino de aquellas que representan la esencia del compromiso con la sociedad, sobre todo con las comunidades más pobres de la ciudad capital y del interior del país que necesitan aulas escolares, acueductos, viviendas dignas y demás.
Estas obras representan la oportunidad más sustancial de la actual administración, luego de la aprobación del ensanche del Canal y se revisten de importancia porque el Presidente Martín Torrijos, recorrió el país en jornadas de consulta y ha designado importantes fondos para su ejecución, ya sea provenientes de préstamos, del presupuesto o de la propia vía interoceánica.
Pero toda esta voluntad, toda los recursos, resultados de la decisión política, se podrían enfrentar a la pesada burocracia que entorpece las tramitaciones y retrasan la ejecución de los proyectos que perjudican a las empresas, sean del tamaño que sean.
No obstante, no todo tiene este tinte de nebulosidad, en especial con el pago de la deuda social, porque la Contraloría General de la República ha designado un sitio virtual para darle seguimiento a los pasos que siguen los documentos y así saber en qué nivel se encuentran y poder agilizar su recorrido.
Esta iniciativa debe ser complementada con mediciones de productividad en las diferentes instituciones para evitar cargar con toda la responsabilidad de las dilaciones a las direcciones administrativas o a los departamentos de Tesorería, Compras o Control Fiscal de las entidades oficiales.
Para que todo esto de resultado, los niveles jerárquicos de los ministerios e instituciones autónomas deberán olvidarse de los dividendos en la política electoral para elevar los niveles de eficiencia de sus gestiones.
La Contraloría debe realizar informes sobre las gestiones de sus oficinas de control fiscal, visitar los despachos en las instituciones, medir la productividad, investigar las posibles causas de la lentitud o los bajos rendimientos, así como también de los resultados positivos para multiplicarlos. Los buenos funcionarios deben ser premiados y los empantanadores recibir su sanción.
El germen de la corrupción tiene mucha relación con el atraso del papeleo o con el pago de las obras, uno de los factores que más inciden en el descalabro de los pequeños empresarios o proveedores.
Ya es tiempo de que el funcionario que marca la entrada y la salida de sus oficinas sea recompensado por su productividad y olvidarse un poco de la política. Los servidores públicos pueden cumplir con sus horarios pero dedicarse a otros asuntos ajenos a sus responsabilidades; eso también es corrupción.
