Me he enterado, a través de los diferentes medios de comunicación, y en una diversidad de versiones, que el titular del Ministerio de Trabajo, Licdo. Reynaldo Rivera, ha levantado su voz clamando por un indeterminado número de inspectores (de campo, supongo), para velar por la seguridad de los trabajadores de la construcción.
Sin embargo, a mi modesto entender, la cuestión de los accidentes de trabajo que se dan en la industria de la construcción, se debe, única y exclusivamente, a la saturación en ese campo de conceptos y/o enfoques de cortes tecnocráticos (realidad virtual), donde en los despachos, gubernamentales y privados, sólo se planifica hasta el cansancio, olvidándose que allá afuera, pero especialmente allá arriba (digamos desde el 4to. piso hacia arriba), hay seres humanos (vida real) que están arriesgando sus vidas, expuestos no sólo a la falta del equipo y los aparejos de seguridad que exige su oficio, sino a la inexplicable e inexcusable falta del más elemental sentido de conservación personal.
Quiero decir con esto que, aunque dichos trabajadores hayan sido dotados del equipo de seguridad propio de su profesión, ellos, los trabajadores, no se cuidan suficientemente, razón por la que (por ejemplo), a sabiendas que un elevador está defectuoso y representa un potencial peligro, de todas maneras lo siguen utilizando hasta que, demasiado tarde, se escucha el “¡CUIDADO! porque viene en caída libre el maldito aparato defectuoso, matando a ese obrero que prefirió trabajar bajo condiciones inseguras, en vez de negarse a ello, porque después de todo, ¿está o no afiliado a un sindicato que debe exigir su seguridad?
Finalmente, pregunto: ¿existe realmente Salud Ocupacional dentro del renglón de Riesgos Profesionales tanto en el MITRADEL como en la C.S.S.? ¿Sí o no?
¡Au Revoir!