Los países que han creado una sala constitucional maduran rápidamente en su vida democrática. Por el mismo deseo de que los tres poderes de una República rindan cuentas a sus gobernados, hace que la democracia se consolide. Quien gobierna y los gobernados ejercen mejor tanto sus deberes como sus derechos bajo la vigilancia de esa instancia.
Con una sala constitucional, los derechos del ciudadano son respetados y adquieren una amplia seguridad jurídica que toca a los tres poderes de una república. No es justo que el Poder Ejecutivo sea el único que entregue cuentas al país y a sus ciudadanos y no lo hagan los otros.
El Estado debe ser un ciudadano más, con un poder limitado por el mismo marco jurídico de respeto a las normas constitucionales y a las leyes nacionales. Así mismo, las antiguas normas deben ser modificadas de manera paulatina para consolidar el régimen de derecho.
Muchos países han sufrido guerras civiles por no hacerse los cambios en el momento preciso, lo que precipitó a sus ciudadanos a la contienda para lograr, por la fuerza, lo que no se quiso hacer por la voluntad.
De esta manera, el país avanza sin atropellar a los gobernados, sin maltratar el debido proceso de los imputados, sin deteriorar los derechos de salud, jubilación, educación, familia y lo más importante el de una democracia económica para el bien de todos.
En América aún hay países que se encuentran apenas saliendo del régimen republicano monárquico, da pena aún ver el cambio de la banda presidencial en los actos protocolarios de traspaso de poderes de un Gobierno a otro, eso viene de la monarquía europea añeja.
Algunos países ni siquiera han entrado a conformar la Segunda República. Procesos revolucionarios ayudaron a consolidar una clase media profesional que ahora agoniza por no existir marcos constitucionales que les den garantías económicas, si esa base social desaparece el panorama político se ensombrecerá con consecuencias nefastas.
Cualquier país que no haya entrado en la configuración de una Segunda República, aún puede recuperar el tiempo perdido y rectificar su marcha para pasar mediante una Sala Constitucional a un Estado de derecho verdadero y transformar las leyes que aún lesionan los intereses de sus gobernados.
En síntesis, Panamá está en el momento histórico de crear esa Sala Constitucional que vigilará las funciones y decisiones que tomen los tres poderes del Estado, cada poder constitucional debe entregar cuentas a la Sala Constitucional mientras se va acostumbrando a hacerlo también a sus gobernados como en cualquier país civilizado y respetuoso de un régimen de derecho.