Le decía a un amigo hace poco que Dios envía mensajes en múltiples formas. Desde la creación de la Humanidad, los ángeles se han convertido en comunicadores de buenas nuevas, hasta de advertencias para el que hombre cambie a tiempo su rumbo y se eviten las tragedias.
Un buen ejemplo fue cuando Dios advirtió en sueños a los Reyes Magos de los planes del Rey Herodes para matar al Niño Jesús. Igual lo hizo con la Sagrada Familia, a quien les recomendó huir hacia Egipto para escapar de las espadas de los soldados hebreos.
Hoy casualmente se conmemora la masacre de los Santos Inocentes, causada por la ira de Herodes contra los niños de Belén.
En Panamá, los mensajes de Dios y sus advertencias se dan a diario. Y en este año 2006 han ocurrido una serie de desastres y el sufrimiento humano ha sido muy grande.
Hace poco, un autobús de la ruta Mano de Piedra sufrió un percance. Cuando parecía que volvería a ocurrir algo parecido a la tragedia del 23 de octubre, el vehículo se detuvo al borde del abismo en el Corredor Norte.
Dos mujeres embarazadas y varios niños iban en el bus, que sufrió desperfectos técnicos.
En verdad creo que Dios salvó a esa gente de sufrir el cruel destino que otras personas han tenido recientemente.
¿No pudo la piedad de un ángel haber impedido que más personas fallecieran por la irresponsabilidad de las autoridades frente al problema del transporte público?
Entonces, ¿Será acaso que Dios nos está advirtiendo de algo? ¿Puede ser que esté intentando avisar a nuestros gobernantes que no comentamos el error de dejar en ascuas a los ciudadanos, al no resolver definitivamente con la problemática de los "Diablos Rojos"?
Si yo fuera el líder de este país, escucharía más los mensajes que Dios nos envía, para evitar más tragedias.