MENSAJE
Cosas raras en la noche de belén

Hermano Pablo
Cosas raras estaban ocurriendo esa noche. Una araña, actuando completamente en contra de su instinto, desenredó su tela y dejó en libertad a una mosca. Un mazo de hierba ya seca reverdeció lleno de savia. Un cardo marchito, con espinas como de acero, se irguió y suavizó sus púas. Un lobo manso y humilde se acerco a la cuna de un niño y le lamió los pies. Y una planta trepadora creció prodigiosamente en una sola noche y abrió sus guirnaldas sobre la cabeza del niño. Todo esto ocurría en el pesebre de Belén aquella noche prodigiosa en que el Niño Dios nacía. Esto, por supuesto, no es más que una leyenda piadosa. Nos cautiva porque, aunque es pura leyenda, está llena de bello simbolismo. Sin embargo, la historia de la Navidad no es leyenda. Es una historia que ningún hombre pudiera haber inventado. La realizó el Dios de los cielos. Y la historia de Navidad no está llena de simbolismo sino de una realidad que está al alcance de toda persona que cree en aquel Niño de Belén y lo acepta como Salvador. Esa realidad es una fuerza espiritual que puede nutrir todas las ansiedades y esperanzas del ser humano. La araña que desarma su tela para poner en libertad a una mosca simboliza el espíritu de libertad que Cristo vino a traer al mundo. Treinta años después de su nacimiento, Jesús dijo: «Si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres» (Juan 8:36). El cardo que suaviza sus púas simboliza el carácter transformado de tantas personas, que víctimas de sus pasiones desorbitadas, no tienen dominio propio. El lobo que lame los pies del niño simboliza al pecador que, lleno de ira y venganza, pasa a ser el manso ser que ama sinceramente a Dios y al prójimo. El mazo de hierba seca representa el renacimiento espiritual que sólo Jesucristo puede dar a las almas muertas en delitos y pecados. La Navidad no es apenas una fecha religiosa más, o sólo una ocasión del año para enviar tarjetas y hacer regalos. Desgraciadamente esto es lo único que muchos conocen de este evento maravilloso llamado Navidad. La Navidad es más bien una oportunidad para reconciliarnos con Dios, y mediante ese Cristo del pesebre, cambiar de vida. El Niño de Belén, que fue el Hombre del Calvario, quiere transformarnos. Entreguémosle nuestra vida. El la hará nueva.
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