Una gran noticia
Por Judy Meana
Llegó la navidad y los panameños volvemos a sentir ese calor que nos envuelve el corazón de diferentes maneras. Hay sentimientos de nostalgia por la ausencia de seres queridos, alegría por la generosidad de compartir y esperanza de seguir adelante. Me encanta ver cómo se transforma la gente. Sobretodo en su forma de ser o de tratar a los demás. Por algo dicen que la Navidad es un estado mental. Yo lo describo como una pausa comercial en medio de la novela sobre nuestras vidas.
Este año, al igual que muchos panameños me ha tocado vivir cosas tristes y cosas maravillosas. Las más importantes para mí, la muerte de mi abuela materna y el nacimiento de mi segundo hijo. También, las altas y bajas a nivel profesional que me han ayudado a madurar y sentirme cada vez más fuerte. No le había puesto atención a esa fortaleza que saco para seguir adelante. A esa capacidad de sonreírle a la vida, a las personas y todo el que me rodea, aún en medio de la adversidad, el rechazo, la negativa o los obstáculos. Y me vine a dar cuenta esta Navidad cuando abrí mi mente y mi corazón para escuchar un mensaje importante: "tenemos que rescatar el verdadero significado de la Navidad."
Esas fueron las palabras del padre Jerónimo Azanza, de la Iglesia de San José (el Altar de Oro). El padre llegó a mi oficina con motivo de la celebración del Aniversario del Ministerio de Gobierno y Justicia. Me habló del misterio de Belén: San José, la virgen María y el Niño Jesús. Luego, sobre su campaña para promover la colocación de nacimientos en las casas, instituciones y locales comerciales, con el objetivo de sacar de circulación al "muñeco barbudo, mofletudo y rechoncho". Me entusiasmó tanto que le propuse que hiciéramos una convocatoria para un concurso de nacimientos. Sin dudar, hicimos el llamado. Él en la misa y yo por correo electrónico a mis colegas de los ministerios. Hoy tenemos una lista con 50 participantes. La entrega de premios y certificados de participación se realizará el día 30 de diciembre, en la Iglesia de San José.
Lo especial de todo esto, es lograr que el niño Jesús vuelva a ser el principal protagonista de la Navidad. Que celebremos su nacimiento y la promesa de salvación. Que recordemos todo lo que tuvieron que pasar María y José para preparar la llegada del niño. Nadie les quiso dar posada, pero ellos siguieron adelante. Finalmente, el hijo de nuestro Padre Eterno, nació en un pesebre.