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Cada uno de los cinco sentidos nos acerca a nuestra pareja  |
El interés que usted sea capaz de despertar en su pareja está cifrado en toda una serie de momentos, ritos y detalles. No basta un compromiso a la hora de iniciar una relación, también es necesario nutrirlo cada día.
Pare oreja: la palabra debe estar en el centro de la relación. La palabra, es decir, la buena charla, como una manera de acercarse a su pareja y que él o ella se acerquen a usted para compartir los azares, las delicias y las breves amarguras que trae cada jornada. Haga del diálogo un camino para limar asperezas y crecer juntos. Si quiere mantener el interés de su pareja, aprenda a escuchar no sólo lo importante, sino también las cosas menudas de todos los días. Detalles: suele decirse que los detalles hacen la vida. Sobre todo, hacen las relaciones. En los espacios y momentos que uno comparte con el amigo o amiga especial, el novio o la novia, el marido o la esposa, los detalles son como la sal. No espere a que llegue la fecha de cumpleaños o el Día del Amor y la Amistad para regalar una caja de dulces o unas flores. Hágalo ahora, sólo por el placer de sorprender a su pareja. Me gusta tu buen gusto: cada uno de los cinco sentidos nos acerca a nuestra pareja, desde la atracción que ejerce una cara bonita o la magia de un perfume, hasta el éxito de una buena charla o lo fascinante que resulta una sesión de masajes. También las bondades que trae a la relación un platillo bien preparado, haciendo al otro partícipe de todo el proceso: comentarle la receta (y dejar que la enriquezca con un par de ideas), ir juntos a comprar los ingredientes, compartir el rato en la cocina. Más detalles: hay otros detalles que también valen mucho, relacionados de manera íntima con el funcionamiento de la vida doméstica que ambos comparten. De cuando en cuando no está mal que usted asuma la iniciativa y lave la loza, se bañe después para no caer en la tentación de echarse todo el tanque del agua caliente, no despierte al otro con el sonido del secador a las seis de la mañana, y saque la basura sin esperar a que la caneca se convierta en una especie de relleno sanitario. Ceder el control del televisor, dejar el periódico en orden si su pareja no lo ha leído, tender la cama antes de salirse por la tangente diciendo que tiene que pasear al perro, o fumar en el parque y no en la sala... son detalles que le ayudan a conservar a su pareja. Un ruidoso secador a primera hora o una página de cines que no aparece pueden matar el interés y dar al traste con noviazgos y matrimonios de marras. Comparta tus aficiones: pasa con frecuencia que las pasiones sencillas y los pasatiempos de su pareja son más importantes que las grandes responsabilidades de su trabajo. Esté dispuesto a hacer parte de tales pasiones y pasatiempos de él o ella, aun cuando sea unas pocas veces en la vida, pero con todo el ánimo del que pueda hacer acopio. Participar con entusiasmo de los diez o quince días de carpa, fogata y pesca; del relato de la visita a la bruja; del fin de semana en el autódromo o en el estadio... No se preocupe: nunca es tarde para inventar un pasatiempo... y desquitarse. Sepa negociar: Póngase en los zapatos del otro y aprenda a negociar, pues en su capacidad de diálogo radica, en buena medida, su capacidad para mantener el interés de su pareja. Vale la pena leer: Sí, ¡de acuerdo! Cómo negociar sin ceder, todo un clásico, o matricularse en el posgrado de "Resolución de conflictos", otro clásico. La red del secreto encantamiento: eche a volar su imaginación y despierte cada mañana con el serio propósito de poner en práctica una nueva manera de seducir, de tender por toda la casa la delicada red de un sereno encantamiento, en la cual caiga y vuelva a caer su pareja, casi sin darse cuenta. Una sonrisa o una palabra en el momento justo, una caricia que pareció muy casual, una cena sorpresa, un día de picnic, una manera nueva y generosa de atender a sus amigos... todo va incrementando el interés que su media naranja siente por usted. Comparta el camino: es fundamental sentir que ambos van en la misma barca, que están caminando el mismo camino, en pos de objetivos comunes que hacen parte de un proyecto de vida construido a cuatro manos. "Mis intereses son tus intereses y los tuyos también son míos". Bueno... no todos, pero lo suficiente para que en la imagen que cada uno tiene del futuro, aparezca dibujado el otro. La importancia del aquí y el ahora: sentarse a la mesa a desayunar juntos, charlar en la cama justo antes de apagar la luz, salir a la terraza a tomar un trago, disfrutar el trancón... son espacios y momentos que se deben compartir con todo el ardor del mundo, dejando a un lado los problemas y las trivialidades que les pueden restar magia e intensidad. ¡Ojo con la mala cara, un tono de voz apagado o una mueca de rabia o aburrimiento! Huya de la rutina: esta debe ser una premisa escrita en rojo en el espejo del baño o en la puerta de la nevera. Arriésguese a romper los horarios endurecidos por el paso de los meses y los años e invítela a cine en vez de visitar a los suegros; tómela de la mano y llévela a caminar por los cerros, en vez de leerle el periódico igual que cada mañana de domingo.
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