El cacareo empresarial por sus exorbitantes costos de producción, que fueron traspasados al consumidor, fue motivado por el precio del petróleo en el mercado internacional. El combustible bajó y la excusa se convirtió en altas facturaciones en electricidad, pero ahora ¿cuál será la excusa?
Al anunciarse ayer una rebaja sustancial de la tarifa básica de electricidad para todos los clientes, el panameño de a pie -por primera vez en mucho tiempo- comenzará un nuevo año con algo más de dinero en su bolsillo, billete que antes se iba en pago a las altas cuentas de energía que facturaban las empresas distribuidoras.
La Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP), luego de hacer los cálculos, estableció una disminución promedio de 4.2 centavos el kWh correspondiente al primer semestre de 2009, rebaja que incluye la Tarifa Básica más Cargo Variable por Combustible.
El ahorro representa entre un 20% y un 25% del costo que antes pagaban en comparación al año que está por terminar, lo cual se traduce en millones de dólares tanto para el sector residencial y comercial.
Aunque muchos consideran la medida algo tardía, no hay que dudar que la misma contribuye a mitigar el alto costo de los alimentos, situación que debe mejorar para bajar la inflación ligada a los altos costos operativos de las compañías locales y extranjeras.
Está en manos de los industriales y comercios panameños -así como hicieron con los altos costos en materia energética- traspasar la significativa rebaja que comenzará a regir a partir del 1 de enero de 2009.
Un punto importante que debemos tener presente es mantener el ahorro en los hogares. La rebaja en la tarifa no debe significar derroche en uso de aires acondicionados y artefactos consumidores de energía eléctrica porque sería en vano para nuestras economías.