Representantes de la Alianza de Mujeres denunciaron ayer que la suspensión del proyecto de ley de salud sexual y reproductiva es resultado de las presiones de los grupos religiosos que cuentan con la complicidad de los gobernantes.
"La alianza entre el sector más tradicional de la Iglesia católica y los grupos más fundamentalistas de los evangélicos ha interferido en el proceso de ley y ejercido una fuerte presión, en contra de lo que debe ser la división entre la Iglesia y el Estado", dijo Teresita de Arias.