Para la mayor parte de los panameños la Navidad se traduce en comprar cuanto les dé el bolsillo.
Pero, no todos los panameños siguen este patrón para celebrar las fiestas navideñas y este es el caso del pueblo de Garachiné, en la costa pacífica del Darién.
Aquí la Navidad tiene otro sentido, un sentido tan profundo que su celebración le ha dado identidad cultural a este pueblo eminentemente de herencia negra colonial.
UNA FIESTA DEL PUEBLO
El Bunde es una manifestación festiva de carácter religioso y popular, en el que todo el pueblo de Garachiné, le baila y le canta a la llegada del Niño Dios y que se extiende desde el 6 de diciembre hasta el 6 de enero.
En su obra "La Mercedes de Garachiné" de Raúl Forde se registra que el nacimiento del Bunde se originó hace siglos, cuando las señoras "Mocha" Dolores y Valentina Condumí encontraron una figura del Niño Dios, tallada en "palo", flotando en las aguas de un río de la región, quien junto a su hijo Faustino Arrocha y otros miembros del pueblo, le compusieron las tonadas para festejarlo, hecho que hace única esta expresión, en todo el país.
En la antesala del Bunde, los lugareños inician la labor de recoger las limosnas, que pueden ofrecerse en efectivo o en frutas, verduras o cualquier producto que se tenga a bien ofrecer, los cuales son vendidos a costos módicos, con lo que se sufragará parte de lo que se vaya a ofrecer cada noche de fiesta. Pero, según la tradición, solicitar las limosnas conlleva algunas normas, como por ejemplo, quienes las solicitan deben ser señoritas.
Además, se ha de escoger a los padrinos, quienes también correrán con los gastos que representa ofrecer dulces, refrescos y demás platos que han de repartirse a los niños cada noche.
La última casa es visitada el día 24 en horas de la mañana.
NACIMIENTO DEL NIÑO JESUS
Para asegurar la celebración del Bunde se requiere de una familia unida en matrimonio o mujer en estado de viudez que goce de buena reputación, quienes tienen la tarea de custodiar la figura del Niño Dios todo el año.
El día 24, en horas de la mañana, la figura del Niño Dios es llevada por los organizadores de la fiesta a la casa de un matrimonio formado cristianamente, de manera secreta.
Cercana la noche, el pueblo se reúne en la casa donde previamente se ha preparado el nicho, bailando y cantando, hasta las 12 de la noche . En el trayecto los fieles cantan y portan velas en lo que parece una procesión y la voz principal interpreta un Bunde, en el cual se hace alusión a la llegada del Niño Jesús.
En este momento el matrimonio que ha custodiado el Niño durante el día, procede a entregar la imagen a los padrinos, que estarán a cargo del mismo durante toda la fiesta.
Luego la procesión regresa a la casa del mayordomo, presidida por la mujer que ha recibido el Niño, donde se inicia la ceremonia de adoración.
En este momento, se verifican las loas, que son la declamación de villancicos y versos aprendidos especialmente para la ocasión.
Luego se pone al Niño Dios en su nicho, y se inicia la fiesta, en la que se canta y se baila durante toda la noche.