P: Fui al médico porque pensé que tenía una infección del tracto urinario. Los antibióticos que me prescribieron no me ayudaron para tratar el problema, por lo que tuve que volver a que me hicieran otras pruebas. Descubrí que tengo algo denominado cistitis intersticial. ¿Me podría explicar un poco más en detalle lo que es? Mi doctora me dijo que no existe una cura, pero ¿hay algo que me podría ayudar para aminorar el dolor que me causa al orinar?
R: La cistitis intersticial es una inflamación de la vejiga. Hace que las personas orinen hasta 60 veces al día, algunas veces produce bastante dolor. La irritación puede llegar a ser tan incómoda que sólo la mitad de las mujeres que la padecen pueden trabajar a tiempo completo. Los estudios sugieren que la calidad de vida de la persona que la padece se asemeja a la paciente de diálisis de riñón. Por lo que no es sorprendente que sea considerada una condición reconocida oficialmente como una enfermedad digna de una baja médica.
Su doctora tiene razón. No existe una cura para la cistitis intersticial. Pero existen muchos tratamientos, independientes o combinados, que ayudan a calmar el dolor.
Los síntomas pueden cambiar de día a día o de semana a semana. Pero también pueden permanecer constantes durante meses o años. Algunas veces, los síntomas se curan espontáneamente, con o sin terapia. Los dolores de vejiga van desde ligeros a punzantes. La incomodidad al orinar también varía, desde leve a quemazón pronunciado. El acto sexual puede causar dolor que dura varios días. Como usted, la mayoría de las personas que sufren de cistitis intersticial al principio son tratadas por sus médicos como pacientes con una infección del tracto urinario. Cuando los síntomas persisten, una mujer debe someterse a una evaluación más profunda. La condición es tan variable que puede llegar a tardar hasta uno o dos años antes de recibir un diagnóstico adecuado y una consulta con el urólogo.
Un simple análisis de orina no puede diagnosticar un caso de cistitis intersticial. Una especialista, bien sea un urólogo o ginecólogo, debe analizar su historial médico y llevar a cabo una serie de pruebas para descartar otras posibles enfermedades que tienen síntomas similares. Estas incluyen una infección, piedras en la vejiga, cáncer de vejiga, enfermedad del riñón, esclerosis múltiple, endometriosis y enfermedades venéreas.
El siguiente paso es someterse a una citoscopia, que se lleva a cabo bajo anestesia general. El especialista inserta un tubo de fibra óptica a través de la uretra y dentro de la vejiga. La vejiga se llena de líquido o gas, más allá de su capacidad normal (denominado “hidrodistensión”). Esto la estira y permite tener una visión más detallada del tejido de la vejiga. En la cistitis intersticial, el tejido de la vejiga tiene parches rojos que indican número poco usual de vasos sanguíneos justo bajo la capa superficial. A veces también existen pequeñas úlceras.
Durante la citoscopia, el enfermo puede tomar una muestra para hacer una biopsia de la vejiga. Esto ayuda a descartar la posibilidad de padecer cáncer de vejiga, que también podría causar parches rojos y úlceras. Otro beneficio que puede traer el estiramiento de la vejiga es ayudar a aminorar el dolor. Tras el procedimiento alrededor de la mitad de los pacientes pueden experimentar alivio hasta durante tres meses. El tratamiento tiene como objetivo calmar el dolor y reducir la inflamación. Existen dos aproximaciones principales. La primera es tomar medicamentos orales. La segunda es llevar a cabo instalaciones de vejiga medicamentos que se introducen dentro de la vejiga para un catéter que se deja durante 15 minutos. El procedimiento normalmente se hace en la consulta del médico, pero en algunos casos estas medicinas pueden autoadministrarse en casa. La cistitis intersticial puede incapacitar a un individuo tanto física como psicológicamente. Las personas que lo padecen a menudo necesitan ayuda para soportar sus numerosos efectos. Una opción es la psicoterapia individual, especialmente si el problema es la ansiedad o depresión. Otra es un grupo de apoyo. Esto le da la oportunidad a uno para compartirlo con otros que están en una situación similar. También, aprenda lo máximo posible sobre la cistitis intersticial. Esto le puede ayudar a tener un sentido de control sobre la enfermedad.
En un procedimiento llamado estimulación eléctrica del nervio transcutáneo (TEN, en inglés), los lugares donde se siente el dolor son modificados por un dispositivo que se lleva en el cuerpo. El dispositivo produce impulsos eléctricos. Estos pasan a través de los electrodos que están sujetos al cuerpo con almohadillas pequeñas. Los pacientes pueden ajustar el nivel de los estímulos eléctricos ellos mismos. En un cuarto de las personas que usaron este sistema (TENS) se registraron buenos resultados.
Algunas personas informaron que la reducción de estrés, ejercicio y baños de agua tibia mejoraron los síntomas. No hay ningún estudio que haya probado el éxito de estas estrategias, pero si le ayudan a usted, siga utilizándolas. El entrenamiento de la vejiga le puede ayudar a orinar con menos frecuencia. Esto significa, aprender a orinar en momentos determinados, a pesar de la necesidad de ir. No hay ninguna evidencia científica que relacione la dieta a la cistitis intersticial, pero mucha gente piensa que sus síntomas empeoran al consumir tomates, chocolate, cafeína, alcohol y bebidas que ponen ácida la orina, como el jugo de arándano.
La cirugía normalmente es el último recurso. Los doctores la reservan para las situaciones donde el dolor le deja al paciente incapacitado. El procedimiento quirúrgico típicamente conlleva la remoción de la vejiga y la creación de una nueva (una neovejiga) utilizando el tejido intestinal. La mayoría de la gente tiene que vaciar ella misma la vejiga con la ayuda de un catéter.
Ningún tratamiento en particular alivia los síntomas, y algunos dejan de funcionar a lo largo del tiempo, por lo que descubrir lo que funciona a menudo es una cuestión de ir probando las diferentes posibilidades hasta encontrar la que funciona para usted. Lo bueno es que la mayoría de los casos, la enfermedad desaparece por sí sola. |