A ORILLAS DEL RIO
LA VILLA
Vamos a buscar el Norte

A orillas del río La Villa
El origen de nuestro pueblo, que conforma el Distrito de Chitré, tiene estrecha vinculación con el mar. Nacimos como una pequeña aldea de pescadores, que con el desarrollo comercial de la región, tuvimos que incursionar en otras faenas, principalmente en las actividades agrícolas, a fin de satisfacer demandas que de estos productos exigían los centros económicos que, como La Villa de Los Santos, y las explotaciones de las minas de oro en Santa Fe y Remedios, mantenían una febril agitación mercantil que consumía gran cantidad de arroz, maíz y toda clase de vegetales. Este fenómeno histórico hizo que nuestros hombres, que siempre se han caracterizado por su espíritu de trabajo y sacrificio, se inclinaran en el surco, a sembrar la simiente que rebosante nace, crece y da frutos que son un himno a la vida. Como las mejores tierras para esos cultivos, fundamentalmente los hortícolas, se encontraban en las orillas de los ríos; es por lo que, para nuestros antepasados, la llegada del verano tenía un gran significado económico, ya que permitía el traslado de las familias a las famosas y paradisiacas huertas donde trabajan sus parcelas de sandías, tomates, melones, ajíes, etc., además de producir la dorada miel, que era vendida en los diversos alambiques que funcionaban en el área. Esa realidad, netamente económica, es la explicación del júbilo que para nuestros antecesores, representaba la llegada del Norte, que colateralmente venía con el descenso del nivel de los ríos. Era tanta su euforia por el suceso natural, que la tradición recoge en sus páginas que todos los años, los 25 de noviembre, día de Santa Catalina, el pueblo (entusiasmado y entonando un alegre tamborito) llegaba hasta el mar, donde en forma simbólica recibía el Norte. Hasta hace algunos años, el prestigioso y luchador Comité Pro-Mejoras de la Playa El Retén, venía organizando con mucho entusiasmo y alegría, la tradicional y simbólica ceremonia de ir a buscar el Norte a nuestra playa. Los organizadores deseaban, al rememorar esta vieja costumbre, revivir un acto que realizaban nuestros antepasados desde el siglo pasado. Ojalá el Comité del Retén vuelva el próximo año a dirigir tan significativo evento, para beneficio de todos, en especial de nuestra juventud. El aludido acontecimiento, que se repetía todos los 25 de noviembre, día de Santa Catalina, además del aspecto festivo (pues se llegaba a la misma playa en mares seca, con alegre tamborito a buscar el norte) estaba revestido de un interés económico, motivado por el hecho cierto de que con la llegada de las brisas norteñas, bajaban los caudales de los ríos y entonces se mudaban a las huertas donde se cultivaban las hortalizas.
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