EDITORIAL
Crimen en el autobús
Otro caso de sicariato en Panamá. En esta ocasión no fue en la calle. El asesino abordó un transporte colectivo y frente a los ojos de los pasajeros asesinó a sangre fría a su víctima. El 2 de octubre dos sicarios que viajaban en moto acribillaron a tiros al colombiano Roberto Villegas. Ayer en un busito que cubre la ruta de San Miguelito a Costa del Este, fue asesinado un desconocido.
La situación de la violencia se hace cada día más preocupante para los panameños. Ya los asesinos no ocultan sus rostros para cometer los crímenes, lo que refleja que no tienen ningún respeto hacia las autoridades que deben investigar o piensan que no tienen la capacidad para detenerlos.
No se puede tapar el sol con la mano. No hay que ser hipócritas. Panamá está inmersa en una escalada de violencia y los organismos responsables de combatir el delito, están perdiendo la batalla. Mientras los sicarios, narcotraficantes, lavadores de dinero y traficantes de armas ingresan a Panamá y cometen sus fechorías, a las autoridades del país se les denuncia por desarrollar labores de espionaje político.
Toda esos equipos de intercepciones telefónicas deberían estar al servicio de la represión del crimen organizado y no distraerlos en actividades, que no rinden mayores beneficios a la seguridad que requiere la ciudadanía.
Panamá se está convirtiendo en una nación peligrosa. Claro que en otros países se cometen crímenes, pero mal de otros, consuelo de tontos, reza el dicho. Ahora están sucediendo hechos espantosos. Mientras más casos de este tipo se registren, mayor será el miedo de la población.
A causa de la delincuencia, los panameños han rodeado sus casas de verjas. Más que hogares, las residencias parecen prisiones. Con los asesinatos a plena luz del día, que se cometen en cualquier lugar y ante la vista de todos, ya nadie se siente seguro y probablemente se optará por no salir del hogar, decisión que afectaría notablemente al comercio.
La Fuerza Pública y la PTJ deben sacudirse la pereza. Deben hacer un trabajo más preventivo y debe controlarse el ingreso de extranjeros con antecedentes delictivos, de lo contrario esto será incontrolable y estaremos en manos del hampa.
PUNTO CRITICO |
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