MENSAJE
Clamor humano, respuesta divina
Hermano Pablo
- Costa Mesa, California
Mientras corría a 240
kilómetros por ahora, Alessandro Nannini se miraba los brazos, sus
brazos fuertes. Y mientras iba aumentando la velocidad, se felicitaba por
tener brazos así de fuertes. Aunque llegara a 360 kilómetros
por hora, los brazos de Alessandro, astro italiano de automovilismo, mantendrían
su vehículo firme.
Pero un día, fuera de las pistas, se acercó demasiado a
una de las palas de la hélice de un helicóptero. Esta le cortó
el brazo derecho a la altura del codo. El brutal golpe le seccionó
el brazo. Alessandro tuvo apenas tiempo de implorar: "Dios mío,
no dejes que pierda mi brazo!", y se desmayó. Su padre recogió
el brazo y llamó a la ambulancia. Llevaron a Alessandro y su brazo
al hospital, y los cirujanos adhirieron el brazo a su lugar. Se había
producido un milagro de Dios a través de un prodigio. Alessandro
volvería a competir.
Dios nunca deja de oír el clamor del hombre. Por medio del profeta
Jeremías, dijo: "Clama a mí y te responderé, y
te daré cosas grandes y ocultas que tú no sabes" (Jeremías
33:3). Dios, quien todo lo sabe, siempre escucha el llanto de dolor del
ser humano.
Podremos entonces confiar que en nuestro momento de calamidad Dios responderá
a nuestro clamor? Aquí está el problema. Y no es de parte
de Dios; el problema es de parte del hombre.
La persona que está más interesada en sí misma que
en Dios, y por lo tanto no está en sintonía con El, no puede
recibir de Dios respuestas. No es que Dios no quiera, sino que no puede
responder. Cuando el corazón del hombre está cerrado, Dios
no traspasa esa puerta.
Qué puede hacer el hombre para establecer una comunicación
franca y continua con Dios? Jesús, el Hijo de Dios, nos da la clave.
El dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre
sino por mí" (Juan 14:6).
El es el camino: la vía hacia Dios. Es también la verdad:
la realidad divina. Y es también la vida: la esencia misma de Dios.
Para llegar a Dios hay que llegar por medio de su Hijo Jesucristo. Establezcamos
una relación fuerte y permanente con dios el Padres a través
de Cristo su Hijo. Así nuestro clamor será oído y correspondido
por Dios el Padre Celestial.


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