Agentes contaminantes invaden ambiente
de la provincia chiricana

Vielka Cádiz F.
Chiriquí - EPASA
El grave problema de contaminación
que en la actualidad padece el medio ambiente en la provincia de Chiriquí,
se ha convertido en una de las principales causas de preocupación
de los organismos encargados de velar por la preservación de los
recursos naturales, así como de la sociedad en general.
Día a día, la altiva provincia chiricana se ha transformado
en una región sumamente afectada por diversos agentes contaminantes,
que aunado a las acciones de seres humanos irresponsables, han hecho de
ésta, una zona declarada en "estado de alerta".
Parece irónico, pero esta situación que en épocas
anteriores se vivía únicamente en las grandes capitales mundiales
y que, con el transcurrir del tiempo, llegó a nuestro país,
actualmente no sólo se concentra en el área metropolitana,
sino también en muchos lugares del interior y en este caso, en Chiriquí.
Y es que la gran cantidad de chatarras a orillas de la interamericana
y en las riberas de los ríos; desechos que emanan de los hospitales
y que desembocan en las quebradas que pasan por la parte trasera de los
mismos; las malas condiciones de los vertederos; la erosión de los
suelos; el humo que despiden los medios de transporte viejos, entre otros,
también se observan a diario en cualquier punto de la provincia.
En Chiriquí, actualmente funciona toda una gama de empresas cuyas
actividades contaminan, pero aún así, tienen el permiso de
las autoridades, solo por el hecho de tratarse de compañías
que son propiedad de miembros de la Asamblea Legislativa o funcionarios
con una alta posición dentro del actual gobierno.
Cabe destacar, que debido a los altos índices de contaminación
ambiental que se registran en la región occidental de la geografía
nacional y que alcanzan más del 40%, la Comisión Provincial
de Educación Ambiental declaró recientemente a la provincia
en estado de alerta.
A pesar de que la información despertó preocupación
en la sociedad, al momento en que se dio a conocer el índice de contaminación,
no se ha observado el interés de la sociedad de contribuir en la
disminución de ese desmedido y excesivo porcentaje.
En esa ocasión, el ambientalista Teófilo Moreno hizo hincapié
en la necesidad de trabajar en la limpieza de los lugares que son focos
de contaminación; sin embargo, solo basta pasar por los lugares más
cercanos al centro de la ciudad, para percatarse de que la situación
continúa.
Durante su intervención, Moreno comparó a la zona con la
ciudad de Bogotá. "Con los 400 mil habitantes que hay en Chiriquí,
ésta compite en proporción con la ciudad de Bogotá,
para citar un ejemplo", manifestó.
A la vez, denunció al legislador Edgardo "Galo" Alvarez
de la destrucción de los manglares ubicados en la parte posterior
del Aeropuerto Enrique Malek de David, para la construcción de un
proyecto habitacional, olvidando que éste es un recurso de gran valor
para la preservación de la naturaleza.
Asimismo, el Comité de Defensa Integral de las Tierras Altas chiricanas,
mediante un comunicado, denunció la permanencia de un vertedero de
basura a pocos kilómetros de la población y que por si fuera
poco, se encuentra en la entrada principal al recurso natural: Parque Nacional
Volcán Barú.
A juicio de los manifestantes, es un derecho de la humanidad contar con
un ambiente sano, así como la obligación de los Estados de
preservar el mismo; sin embargo, y pese a haber realizado una reunión
con el Consejo Municipal de Bugaba en el mismo sitio del problema, las soluciones
aún no se han dado y se continúa acumulando los desperdicios
a una distancia de 50 metros de la carretera Volcán-Cerro Punta.
Ese vertedero de basura, indudablemente representa un peligroso vector
de enfermedades y de contaminación ambiental, que se potencia con
la lluvia, la brisa o el fuego.
Al ser indagado al respecto, el director de la Autoridad Nacional del
Ambiente en Chiriquí, Ricardo Jiménez, afirmó que prácticamente,
toda la población chiricana sufre por efectos de la contaminación.
Por ello dijo, se trabaja en la búsqueda de algunas normas que
determinen los límites permisibles de contaminación.
Mientras que el control del problema ocasionado específicamente
con las aguas negras, parece difícil, ya que según las autoridades
encargadas, la nivelación del sector y la posterior creación
de un sistema para tratar las mismas, tiene un costo sumamente elevado y
dinero con el cual no cuenta la institución.
Lo más triste de todo esto, es que somos los propios seres humanos
los que de una manera u otra contribuimos a contaminar, pero a cambio, no
hacemos absolutamente nada para evitar que estos problemas continúen,
porque seguimos tirando la basura donde no corresponde, utilizando vehículos
viejos y en mal estado, fumigando y ejecutando toda una serie de acciones
que empeoran la situación.


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