Viernes 13 de nov. de 1998

 








 

 


MENSAJE
Morir, y seguir pagando

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

Toda su vida había pagado bien sus cuentas. Desde niño aprendió el arte de ser cuidadoso con el dinero, y aprendió bien el lema: "Trata a los demás como quieres que te traten a tí". Y como Wilhelm De Haard, ciudadano de Amsterdam, Holanda, era honesto en todo, y anciano ya, encargó a su banco que se hiciera cargo del pago de todas sus cuentas: alquiler, agua, luz, teléfono, etc.

Al fin el destino de todos le llegó a Whilhem De Haard. Murió solo en su apartamento. Y como todas sus cuentas, por arreglo previo, fueron pagadas siempre puntualmente, tardaron seis meses en descubrir su cadáver. El comentario del juez de Instrucción fue: "Hay gente que nunca paga estando viva. Este siguió pagando después de muerto".

Aquí tenemos una importante lección. Wilhelm De Haard, habiendo hecho previos arreglos con el banco, siguió pagando después de morir. Con la muerte, el hombre quedó eximido de pago alguno, pero muerto y todo, siguió de todos modos pagando sus cuentas.

"Morir y seguir pagando". He aquí una frase preñada de significado. Es que la gran cuenta, aquella que todo ser humano tiene con Dios, se sigue pagando aún después de que hemos partido de esta vida. Las cuentas morales, los hechos injustos, las violaciones de las leyes de Dios que el hombre ha cometido -toda esa enorme deuda, acumulada a lo largo de toda la vida- tiene, en alguna forma, que ser saldada.

La Biblia dice: "Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Somos pecadores, y como pecadores no tenemos parte con Dios. Nuestra cuenta impaga nos hace deudores por toda la eternidad. Pero el mismo pasaje nos sigue diciendo que "por su gracia somos justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó" (Romanos 3:24). El sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario fue el pago de la redención que nos libra de nuestra deuda con Dios.

El profeta Isaías lo dijo magistralmente: "El Señor hizo recaer sobre El la iniquidad de todos nosotros" (Isaías 53:6). Todas las cuentas del que cree en Cristo están eternamente saldadas. Eso explica la muerte de Jesús. Aceptemos su gracia bendita. Su amor lo llevó a la cruz, y su sacrificio en la cruz nos libra de toda deuda.

 

 

 

 

 

CULTURA
Descubren en Argentina el mayor yacimiento de huevos de dinosaurios.

FARANDULA
Olga Tañón, "Te acordarás de mí".

 

PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


   Copyright 1996-1998, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.