Impedimento físico no es
obstáculo para ganarse la vida sin pedir limosna

Juan B. Madrid
Veraguas - EPASA
Para muchas personas en el
país quedar postrados en una silla de ruedas significa el final de
una vida útil, y el pasar a un estado de abandono, muchas veces a
la espera de que la voluntad del prójimo les beneficie y puedan seguir
subsistiendo de esta manera.
Sin embargo, existen otros como el veragüense Onofre Abrego que
conceptúan este hecho de otra manera, y haciendo frente a su realidad
se proponen demostrar que pese a las adversidades que la vida les depara,
existen maneras de seguir siendo útil a la sociedad y no una carga
para la misma.
Tras quedar paralítico, víctima de un accidente automovilístico,
Onofre ha sido propietario de pequeñas ventas de cigarrillos, buhonerías
y en estos momentos de dulces y golosinas en un hotel de la ciudad de Santiago,
que le ha permitido ser una persona que no depende de otros para poder vivir.
Once años de experiencia han valido para que este luchador veraguense
sea una persona independiente, a pesar de contar con una familia conformada
por su padre, madre y hermanos que también residen en la provincia,
de los cuales sólo recibe tal vez el apoyo espiritual para seguir
adelante.
Ganando de 15 a 35 balboas por día en el negocio que administra
este señor, que funciona día y noche, le proporciona ingresos
para sufragar sus gastos y pagar a dos personas más, que se encargan
de asistirlo en los momentos en que por su condición se le hace difícil
ejecutar algunas obras.
Abrego forma parte de un grupo de alrededor de cinco pequeños
comerciantes que ofrecen sus productos a las miles de personas que utilizan
el citado lugar como punto de escala en sus viajes, y desean llevar una
que otra golosina a sus familiares y amigos.
Para él, y quizás para el resto de los dedicados a esta
actividad, el momento más difícil que han vivido lo fue cuando
recientemente, días antes de la celebración de CADE 98 en
la ciudad de Santiago, fueron desalojados del lugar que ocupaban dentro
del centro hotelero, ya que la administración del mismo hizo uso
de su derecho a la propiedad privada y prohibió las ventas en este
lugar.
Luego de esto los vendedores tuvieron que realizar su trabajo de manera
ambulante, situación a la cual también tuvo que adaptarse,
quien pese a su estado de invalidez hizo frente a las inclemencias del sol,
la lluvia y otras adversidades que se presentan al trabajar a la intemperie.
No obstante, la lucha de este señor continuó, pues comenta
que ha tenido que pasar por circunstancias relativamente similares y como
ejemplo más evidente está el haber salido adelante luego de
su accidente, lo cual sostuvo no fue nada fácil, pero poco a poco
se fueron superando los obstáculos, lo que evidentemente ha fortalecido
su espíritu luchador.
Fue así como haciéndole adaptaciones a su silla de ruedas
para afrontar este nuevo reto se decidió a seguir adelante, puesto
que fueron en vano las peticiones que se hicieron para que pudiera seguir
ejerciendo su negocio en el lugar habitual, esto por su condición
física, que probablemente se deterioraría con este cambio.
Hoy día las cosas han mejorado un poco y se le permite permanecer
en el área aledaña al comercio, haciendo un poco menos pesada
la carga que tuvo sobre sus hombros durante varios meses de restricción,
en los cuales sólo lo sostuvo su deseo de superación y su
ánimo por seguir siendo útil e independiente.
Es por esto que Onofre aprovechó la oportunidad para enviar un
mensaje a los empresarios, para que tiendan la mano a aquéllos que
se encuentran en una situación similar a la que él confronta
y tenga la voluntad de "echar para adelante", ya que son personas
que buscan ganar su propio sustento de una manera honrada, por lo cual pondrán
todo el empeño necesario para hacer bien su trabajo.
De igual manera lo hizo con los inválidos que se encuentran pidiendo
limosnas en las calles, a quienes les recomienda que recapaciten, ya que
por más pobreza que exista, siempre se presenta una manera de "ganarse
el real, sin tener que estar pidiendo a nadie", añadiendo que
para lograr esto sólo tiene que existir la voluntad de igualarse
a aquél que puede caminar, y olvidarse de los impedimentos que están
presentes en la mente.
Cabe agregar que como todo comerciante ha estado expuesto a la acción
de los delincuentes que incluso lo han amenazado de muerte, ya que pese
su condición no escapa a la realidad que se vive en el país,
con situaciones como ésta, en la cual un joven con el ánimo
de apoderarse de lo ajeno amenaza a un inválido que lucha por obtener
el pan de cada día.
Por esto también recordó a los jóvenes que es mejor
estudiar que andar en cosas indebidas, y que se alejen de las personas y
lugares peligrosos, en los cuales están presentes todo tipo de tentaciones
que en nada contribuyen a su superación personal, pero, sobre todo,
que aprovechen su condición normal que es una parte fundamental que
facilita un poco más la lucha.
Es así como Onofre Abrego sirve de ejemplo demostrando, como él
mismo lo expresó, que cuando hay voluntad de seguir adelante, los
caminos que se creían cercados se abren para dar paso a la superación
personal y a la consecución de los objetivos que cada cual se traza
en su vida, pese a lo difícil que pueda resultar esta empresa.

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