No soy botánico, ni especialista que se le parezca; ni quiero con esto ponerlos en apuros en estos momentos. Simplemente, se me ocurrió compartir con ustedes, que todos los domingos nos honran con leer este espacio de notas curiosas.
Pueden estar seguros(ras), que si alguien me hubiese mostrado esta flor sin ver el árbol de su fuente; no podría admitir respuesta. Porque verla, como lo hacen ustedes en estos momentos, es difícil reconocer de dónde proviene.
Aunque es inaceptable que interioranos como usted y como yo, no reconozcamos al momento esta magnífica flor con decenas de pétalos amarillo limón y amarillo intenso, que se van convirtiendo en rojo bermellón cuando ya están a punto de irrumpir los frutos.
Su fruta cada vez es más cotizada. Y el árbol, lastimosamente cada vez se acerca más a la inexorable extinción, producto de que sus troncos y ramas a alguien se le ocurrió publicitarlo como excelente combustible para cocinar alimentos.
PISTA
El diccionario lo refiere como: “árbol de América de pequeños frutos muy sabrosos”.
Con la fruta de este árbol se puede hacer: chicha (dificulto que haya algún interiorano que nunca la haya probado), batidos, helados, duros, pesá o mazamorra (hecha de maíz verde y se le añade queso blanco y leche), paleta, jugo y dulces. Imagino que muchos la reconocieron, pero para los que aún no lo saben.. ¡Señores, esa es la flor del nance!.