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Llegar a la cúspide de cualquier disciplina trae consigo la fama, el dinero y la gloria. Tener la sencillez de espíritu y la claridad de pensamiento para diferenciar el orgullo de la soberbia, la gallardía de la altanería, es una característica de los hombres notables.
Hemos visto llegar a Panamá, después de muchos años, al más grande beisbolista nacido en nuestro país, Rodney Cline Carew.
Siete veces campeón bate de la liga de béisbol estadounidense, bateador de más de tres mil imparables en su carrera y con un porcentaje de por vida por encima de los .320, Rod Carew es uno de los más extraordinarios deportistas nacidos en nuestro territorio.
Sin embargo, con todos estos títulos a su haber, Carew, nacido en uno de los vagones del tren de Panamá Colón un 1 de octubre, ha mantenido su ecuanimidad, enseñando a las nuevas generaciones los secretos del deporte que lo hizo grande.
El exbeisbolista ha sido invitado por Pro Beis al acto inaugural de la nueva temporada de pelota profesional en Panamá, que tendrá como sede el nuevo Estadio Nacional en Cerro Patacón.
Carew, al ser abordado por los medios periodísticos, acogió con humildad la posible designación de su nombre al centro deportivo y manifestó su reconocimiento a los nuevos valores al afirmar que cualquiera de ellos merece semejante distinción.
Claro en sus palabras y sencillo en su postura, Carew es la mejor prueba de la grandeza de un deportista, al que no le han mareado las alturas del Salón de la Fama ni los siete títulos de bateo en el deporte más popular de los Estados Unidos. Sin lugar a dudas, es uno de los mejores ejemplos para esta juventud que tanto lo necesita. |
