La falta de cuidado, unida a la falta de tiempo, hace que en ocasiones nuestro material de bricolaje se resienta y se deteriore, o no esté en perfectas condiciones para posteriores usos.
Un claro ejemplo es lo que ocurre con las herramientas que se utilizan habitualmente para pintar, como brochas, pinceles o rodillos, si se quedan con restos de pintura reseca que no han sido retirados a tiempo y que se han endurecido, dificultando su limpieza y la recuperación de su prestancia.
También deterioramos el material si utilizamos durante mucho tiempo un pincel, debido a que se evapora el disolvente y la pintura se espesa, depositándose entre las cerdas y endureciéndose.
Para devolver a su estado original los pinceles con restos de pintura reseca o evitar manchar la pared cuando la pintura se haya secado deberemos peinar las cerdas de la brocha con un cepillo de púas de alambre. |