Qué irónica es la vida. Un pastor, que venía de alabar al Señor en una iglesia, perdió una de sus piernas en un accidente de tránsito, donde otro ciudadano practicaba lo contrario a él: bebía licor, una actividad que no le agrada a Dios.
El pastor Eduviges Lezcano conducía un busito, mientras que Luis Alberto Lee un auto Ford cuando chocaron en la Panamericana.