El comandante de la ofensiva terrestre de Costa de Marfil contra los rebeldes en el norte del país ordenó a sus tropas que se retiraran de la primera línea, mientras Francia enviaba más soldados a su ex colonia del oeste de Arica.
Las Naciones Unidas y Francia pidieron al presidente Laurent Gbagbo que pusiera fin a los enfrentamientos después de que sus fuerzas mataran a nueve soldados franceses de mantenimiento de la paz e hirieran a otros 23 en un bombardeo sobre una ciudad rebelde.
Francia respondió destruyendo dos aviones de combate y cinco helicópteros marfileños, además de enviar 400 soldados adicionales para reforzar a su fuerza de 4,000 efectivos y amenazó con arreciar el embargo de armas.