INQUIETUDES
La noche del recuerdo
La última vez que estuve en la "Noche del Recuerdo" coincidió con la muerte del "inquieto anacobero" Daniel Santos.

Antonio Días
Crítica en Línea
He apoyado por varios años, sin ánimo de lucro, la actividad denominada "Noche del Recuerdo" que organiza mi amigo Samuel Beluche, primer coleccionista de discos de Panamá. La razón de mi respaldo es que ya no se ven espectáculos de esta naturaleza, sobre todo para los que peinamos canas y que pasamos de los cuarenta años. "La Noche del Recuerdo" es un baile que aglutina elementos hasta la edad de oro que se deleitan con ritmos de antaño porque en materia musical todo tiempo pasado fue mejor. Como es fácil observar, las discotecas actuales sólo concentran chiquillos y adolescentes. No hay salas de baile, ni orquestas para las personas a que hemos hecho referencia. He visitado solamente dos discotecas en mi vida: La Backus en un aniversario del Canal 13 y La Magic; ya desaparecida, en un aniversario del Diario Extra. Confieso que en esta última casi me vuelve loco una "araña" de luces y la estridencia, porque las bocinas estaban a todo volumen. No se cómo pueden soportar los muchachos el sonido a más de 85 decibeles. Samuel Beluche se ha hecho eco del clamor de toda una comunidad y ha contratado a la orquesta de Edgardo Quintero para amenizar un baile el 7 de diciembre en Magnum Eventus. Lo importante es que se trata de revivir la música de ayer y reactualizarla. Sammy, un incorregible nostálgico por la música de los buenos tiempos que alegraron orquestas nacionales y extranjeras, ha querido brindar un espectáculo lleno de colorido, pero con la decencia de cuando en los bailes era imprescindible entrar con tarjeta de invitación. En los festivales bailables de la década de los cincuenta y sesenta no se conocían las drogas, ni la violencia armada. Es cierto que no había un puritanismo o que los eventos fueran químicamente puros, sino que la proyección del baile fuera más transparente. En aquellos tiempos ceñudas chaperonas acompañaban a las damas y no se conocían "las racatacas", "ni gente de tiempo". La última vez que estuve en la "Noche del Recuerdo" coincidió con la muerte del "inquieto anacobero" Daniel Santos. Esa noche el público asistente cantó al unísono el bolero de Pedro Flores titulado Despedida, como un homenaje póstumo al orgullo de Borinquen. En tres festivales posteriores no he podido asistir pero siempre me he identificado con la música de "Vieja Guardia" que interpreta Máximo Rodríguez y otras agrupaciones renombradas. La "Noche del Recuerdo" es para escudriñar en lo más recóndito de nuestras añoranzas. Idilios que se forjaron a través de una canción, melodías inolvidables que se guardan en el corazón y sentimientos que brotan como un manantial de amor, se expresan en los ritmos de aquella época inolvidable. La actividad de Samuel Beluche es en síntesis una visión retrospectiva de un tiempo musical que jamás será olvidado, pero es la oportunidad de rememorar géneros del ayer musical. Los boleros de este período son de un dramatismo lírico y la alegría de sus guarachas tienen el sabor de los ritmos afrocaribeños. Pero entre la bohemia del patio criollo, se proyecta un sentimiento nostálgico en una ciudad que vivió entre un ambiente bucólico en contraste con el bullanguero del arrabal. Este año la Orquesta de Edgardo Quintero es la que tiene la responsabilidad de amenizar la "Noche del Recuerdo". El profesor Quintero, graduado en el conservatorio de Santa Cecilia en Italia, es también un connotado compositor que ha dado grandes lauros a la patria. Su "fuga escolástica" para un cuarteto de cuerdas; su intervención en el Ballet "Dos noches y una madrugada" y las propias interpretaciones con agrupaciones sinfónicas, proyectan en él un profesional completo en que la música no tiene secretos. Con esta clase de músicos, la "Noche del Recuerdo" está garantizada.
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