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EDITORIAL
País de improvisaciones
A medida que pasan los días se confirma que los panameños dejamos todo para última hora y por ende, somos un típico país de improvisaciones. A casi cuatro meses de que se celebren los carnavales, nada hay sobre la junta del carnaval y la organización de las fiestas del Rey Momo. A pesar de que el carnaval es una inyección turística, en el Instituto Panameño de Turismo no hay indicios de la organización de esta fiesta popular que redunda en positivos beneficios para todos los estratos sociales. Con esta postergación, no es de extrañar que el carnaval capitalino esté en decadencia y sólo depende de las atracciones artísticas de la televisión para convertirse en un "carnaval de mirones" que se sitúan frente a las tarimas ubicadas en la Vía España. Es por ello que el carnaval tableño, aun con todas las incomodidades, adquiere renovado esplendor con todas las prohibiciones sanitarias que les haga el gobierno. A todo esto, tampoco se habla nada del centenario de la República lo que es lamentable porque no se han tomado las previsiones para celebrar dignamente el acontecimiento en el año 2003. En anterior nota editorial señalamos la apatía e indiferencia de nuestras autoridades por celebrar un siglo de vida republicana. Así como ha demandado un alto costo la Reunión Iberoamericana de Mandatarios, que se organizó de apuro, les queda dos años para planificar como se debe, los festejos del primer centenario. Ya a estas alturas debieran estar circulando afiches, banderolas, estampillas, acuñación de monedas conmemorativas y se podría haber desplegado una agresiva promoción sobre este evento. Como los panameños todo lo dejamos para última hora, no es de extrañar que al acercarse la fecha estemos con apuros y con las improvisaciones de siempre, para tratar de quedar medianamente bien frente a una fecha de tal trascendencia. La Academia Panameña de la Historia debe organizar un congreso para dilucidar qué día es el que corresponde a nuestra emancipación de Colombia; si el 3 ó el 4 de noviembre, para así aclarar la verdadera fecha cumbre de nuestras efemérides patrias. Tanto que hay por hacer y nuestras autoridades están en un letargo que exaspera por su indolencia. Es lamentable que el festejo de los sucesos que merecen prioridad, sea postergado por esa desidia que es un mal endémico de los panameños. Creemos que hay que darle la importancia que se requiere al centenario de la República y que la fiesta nacional del 2003 tenga verdaderos caracteres de apoteosis.
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PUNTO CRITICO |
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