Se acercan los cambios de temperatura que provoca la entrada de la temporada seca, por lo que el asma se convierte cada vez más en un tema actual.
Hoy, el paciente con asma no padece los síntomas de la enfermedad durante el día; no ve limitadas sus actividades diarias a causa de su padecimiento; no sufre despertares nocturnos ni otras manifestaciones de asma durante la noche; no necesita utilizar medicamentos de rescate; su función pulmonar es normal y no se agita.
Así, la meta del tratamiento del asma es conseguir y mantener el control clínico de la enfermedad, objetivo que puede ser alcanzado, en la mayoría de los pacientes, con una estrategia de intervención farmacológica desarrollada en conjunto entre el paciente, su familia y el médico.
Según la Iniciativa Global para el Asma (GINA, por sus siglas en inglés), para lograr el control deseado, a cada paciente se le asigna un tratamiento, dependiendo del grado de control alcanzado.
PASO A PASO
El ciclo de tres pasos se inicia con una valoración para identificar el régimen de tratamiento actual, la adherencia al mismo y el grado de control alcanzado. Luego, se define el procedimiento farmacológico para lograr el control deseado; por ejemplo, si el asma no está controlada con el plan en curso, este debe cambiarse para alcanzar la meta. Finalmente, cuando se ha logrado el control, el monitoreo es esencial.
SOLUCIONES
Cuando una persona padece de asma, las paredes internas de las vías aéreas pueden hincharse y cubrirse de una capa de moco, lo cual bloquea parcialmente el flujo de aire entrante y saliente de los pulmones.
Los modificadores de leucotrienos son una innovadora clase de medicamentos que reducen y previenen la hinchazón dentro de las vías aéreas antes de que se produzca, deteniendo la formación de la capa mucosa. Se trata de medicamentos de control a largo plazo, los cuales se toman diariamente.