Domingo 27 de octubre de 2002

 

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  OPINION

EDITORIAL
Día de Estudiante

Ser estudiante es un privilegio y un derecho de todo menor de edad. Hoy, el calendario nacional separa la fecha para agasajar a ese sector de la población que se viste de lunes a viernes, con la esperanza del futuro de la Patria: el estudiante.

Un domingo ha sido escogido por ese calendario para la festividad y por ser un día libre para los educandos, es que se nota la ausencia del uniformado. Pero no la ausencia en un aula de clases, si no el ausentismo en el rol que debe representar para el país.

Los últimos escándalos de estudiantes involucrados en actos vandálicos, deserción y reyertas, nos preguntar hacia dónde va el estudiante del Panamá de hoy. Los estudiantes de la era moderna son diferentes a los de la década del 50, por ejemplo. En aquellos tiempos la preocupación del docente era velar, para el estudiante no masticara chicle dentro del salón de clases, o no corriera por los pasillos, o tal vez que las niñas no usaran las faldas mostrando las rodillas.

Hoy, la población estudiantil presenta otras preocupaciones para el cuerpo docente y para la sociedad en general. Los problemas de hoy se relacionan con las drogas; el cambio de lápices y cuadernos por armas de fuego y cuchillos; el sexo precoz y los embarazos en adolescentes, entre otros. Antes, el uniforme de estudiante se respetaba. ¿Dónde y cómo comenzó a perderse la veneración por un uniforme y el privilegio de llamarse estudiante?

Afortunadamente, no todo está perdido. Porque Panamá también tiene estudiantes que se encargan de enarbolar la insignia que le otorga el ser uniformado. Y son ellos los que constituyen esa semilla de esperanza para llevar la sociedad hacia nuevos rumbos.

Hay estudiantes que merecen hoy la felicitación fuerte de sus padres, de sus maestros y de la sociedad. Ellos tienen ganado dentro de la sociedad el puesto de los futuros ciudadanos que contribuirán con su grano para el desarrollo de una nación sana.

Corresponde por un lado, a las instancias educativas mantener vivo ese sentimiento especial que otorga el ser estudiante a través de reconocimientos al esfuerzo que hace el educando dentro de su entorno de enseñanza-aprendizaje; resaltando la labor de su población estudiantil y haciendo el sitio de aprendizaje agradable. Por otro lado, también es responsabilidad de los padres de familia alimentar ese privilegio del estudiante.

Motivándolo a sentirse satisfecho de acudir a su centro de enseñanza y a sembrar el amor por su alma mater. Sólo así, la Patria cosechará los frutos que se siembran cuando se lleva un uniforme. A ellos, los estudiantes, a los que se enorgullecen de serlo y demostrarlo, muchas felicitaciones.

PUNTO CRITICO

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