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La toma de rehenes en el teatro de Moscú se transformó en un matadero.  |
Las fuerzas especiales rusas pusieron fin ayer a la toma de rehenes en un teatro de Moscú, liberando a casi todos los cautivos, de los cuales 90 murieron durante la operación, y matando a 50 miembros del comando checheno que los retenía desde el pasado miércoles.
Varios cadáveres de los miembros del comando, hombres y mujeres muertos se veían en medio de sofás manchados de sangre. Explosivos estaban aún pegados a algunas sillas y había una bomba de gran tamaño colocado en el centro de la sala de espectáculo.
Varios centenares de rehenes fueron hospitalizados en establecimientos de Moscú. Sus familiares, que mostraban salvoconductos, se apresuraban por decenas a visitarlos.
Pese a declarar que su prioridad era salvar la vida de los rehenes, el presidente ruso Vladimir Putin no hizo ninguna concesión al comando que exigía el final de la guerra en Chechenia y la rápida retirada de las fuerzas rusas de la república independentista.
El viceministro ruso del Interior Vladimir Vassiliev indicó que se emplearon "medios especiales" durante la operación para neutralizar a las mujeres suicidas del comando checheno, que llevaban cinturones de explosivos.
Según los testigos, las fuerzas especiales recurrieron a un gas que incapacita a quienes lo inhalan. Vassiliev desmintió que la mayoría de las víctimas entre los rehenes haya fallecido a causa de los "medios especiales".
El jefe del comando checheno, Movsar Barayev, fue abatido, según declaró Serguei Yastriembski, un representante del Kremlin citado por la agencia Interfax. Cincuenta miembros del comando checheno murieron, entre ellos 18 mujeres durante el asalto, según el último balance anunciado por el ministerio ruso del Interior.
Tras haber inspeccionado minuciosamente el teatro, al término de la operación de las fuerzas rusas, se hallaron 50 cadáveres, entre los que había 18 mujeres, declaró el ministerio, citado por la agencia Interfax. Otros tres terroristas fueron detenidos. No se excluye que algunos de los secuestradores hayan logrado huir.
Algunos rehenes, exhaustos, fueron evacuados a bordo de dos autobuses. Varios de ellos estaban vestidos con ropas livianas, somnolientos, con la cabeza contra las ventanillas de los vehículos, y otros permanecían acostados en el piso del vehículo.
Según la versión oficial de los acontecimientos, dada por un portavoz de la célula de crisis, Serguei Ignachenko, el comando comenzó a matar a los rehenes en el interior del teatro, ejecutando a dos de ellos.
En ese momento, un grupo de rehenes intentó escapar y miembros del comando abrieron fuego. Las fuerzas especiales rusas se lanzaron a su rescate, siempre según el portavoz.
Las Spetznaz (fuerzas especiales rusas) no sufrieron ninguna baja en sus filas, según el informe de crisis, lo que demuestra que el asalto había sido minuciosamente preparado.
"NO PONERSE DE RODILLAS"
El presidente Putin mostró su satisfacción por la operación que liberó el teatro en Moscú tomado por rebeldes chechenos. "Hemos probado que Rusia no puede ser forzada a ponerse de rodillas", dijo el mandatario en un mensaje televisado desde el Kremlin. "Hicimos casi lo imposible: salvar las vidas de cientos y cientos de personas, pero no pudimos salvar a todos", expresó el mandatario.
El gobierno considera que la orden de asalto al edificio fue un triunfo político para Putin, quien planteó la situación como parte de la lucha internacional contra el terrorismo. |