La elección del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil hoy domingo no interrumpiría la aplicación de políticas liberales en el país, lo que crearía tensiones con aliados históricos del ex sindicalista, lanzado a ganar confianza para recuperar una frágil economía.
"Yo trabajo con un escenario de continuidad en la política económica. Hubo un cambio significativo en el discurso (del Partido de los Trabajadores de Lula), que deberá administrar recursos escasos", dijo el economista Constantin Jancso, de MCM Consultores.
Lula, un ex obrero metalúrgico que viró desde un discurso socialista a uno moderado, disputará la presidencia de Brasil con el oficialista José Serra, un economista que pertenece al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Todos los sondeos adjudican una amplia victoria al tornero de 57 años.
El programa del PT se ha comprometido con políticas económicas ortodoxas basadas en la disciplina fiscal y el mantenimiento de una baja inflación, lo que implica una continuidad del programa iniciado por el saliente presidente socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, combatido por el PT desde la oposición.
"No está claro cuál será la "marca propia" de un gobierno del PT; tal vez un mayor énfasis en política social, pero la sensación es que abandonó la mayoría de las posturas que traerían un riesgo para la economía", agregó Jancso.
LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE
Tras haber alejado a los llamados "radicales" de la conducción del PT, Lula prepara un equipo de gobierno en el que integrará a los artífices de la moderación de su partido con actores independientes de la economía y las finanzas de Brasil.
El prestigioso columnista Clovis Rossi, del diario Folha de Sao Paulo, reveló recientemente que el presidente del banco holandés ABN Amro en Brasil, Fabio Barbosa, fue invitado a presidir el Banco Central en una administración de Lula.
Otro nombre es Sergio Werlang, director del Banco Itaú y ex director del área externa del Banco Central.
José Dirceu, presidente del PT, quien durante parte de la dictadura que gobernó Brasil de 1964 a 1985 vivió exiliado en México y en Cuba, sería otro de los "peso pesados" en un gobierno de Lula.
El médico sanitarista Antonio Palocci, coordinador del programa de gobierno del PT, de buen tránsito con los empresarios, es otro de los que podrían ocupar un cargo de importancia en un gobierno de Lula.
El historiador Marco Aurelio García y el economista Rubens Ricúpero --ex ministro de Hacienda-- son mencionados también para ocupar cargos en asuntos de relaciones exteriores, según dice la prensa brasileña.
ALIANZAS Y RESPALDO EXTERNO
Pero antes de definir las políticas de su esperado gobierno, Lula se dedicará a la conformación de una coalición de partidos que pueda apoyarlo en el Congreso, explicó el politólogo Bruno Espek, de la Universidad de Campinas.
"Dentro de lo que es un sistema presidencialista como el de Brasil, Lula no tendrá tanto poder como el que tuvo Cardoso y antes de definir contenidos va intentar definir una coalición en el Congreso", dijo Espek.
En un Congreso de 513 diputados y 81 senadores, el PT de Lula tendrá como miembros propios 91 legisladores en la Cámara de Diputados y 14 en el Senado.
A su eventual gobierno se aliarían otras fuerzas de centroizquierda, como el Partido Socialista Brasileño (PSB), el Partido Popular Socialista (PPS), y el Partido Democrático Trabalhista (PDT).
Dirigentes del PSDB de Serra y de su aliado Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) discuten también su posible colaboración con Lula.
En tanto, el derechista Partido del Frente Liberal (PFL), que estuvo en la coalición de gobierno en parte de los dos mandatos iniciados por Cardoso en 1995 y es otro de los mayores grupos políticos del país --con 19 senadores y 84 diputados--, permanece dividido, pero algunos sectores ya se acercaron a Lula.
Por su lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos acuerdos con Cardoso se comprometió a respetar Lula, ya dijo que está ansioso para trabajar con el nuevo gobierno. |