Jesús en el Sermón del Monte, sentado en la roca y rodeado de sus leales y amigos discípulos les decía: "Bienaventurados los pobres en espíritu", porque de ellos será el reino de los cielos. "Bienaventurados los que lloran", porque ellos recibirán consolación. "Bienaventurados los mansos de corazón", porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". "Bienaventurados los limpios de corazón", porque ellos verán a Dios. "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia", porque de ellos es el reino de los cielos. "Bienaventurados cuando por mi causa os intimiden, y os persigan, y digan toda clase de mal, contra vosotros, mintiendo.
¡Qué interesantes las instructivas que nos da Cristo para ser feliz! Todos somos la sal de la vida. Todos somos la luz de mundo; una ciudad ubicada en el monte no se puede esconder. No se enciende la luz para ponerla debajo de la cama; y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbra nuestra ley delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.
Hermanos míos, lean, piensen bien; no he venido al mundo para quebrantar la ley, sino para cumplirla. Porque de cierto os digo, que hasta que pasen el cielo y la tierra ni una "j" ni una "i" pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido. Os dijo, que si nuestra justicia no fuera mayor que la de los "escribas" y "fariseos", no estaréis en los reinos de los cielos. Cit. S.M.
He aquí mi era: cualquiera que matase, se enoje con su hermano será culpable ante el Concilio. Cualquiera que le diga otro fatuo será expuesto al fuego del infierno. Si traes ofendas al altar, recuerda el caso de tu hermano, ofrécele la ofrenda y reconcíliate con él. Ponte de acuerdo con él o contra tu adversario en el camino, no sea que éste te entregue al juez, y echado luego a la cárcel de donde no saldrás hasta que pague todo lo que debes. Las palabras son palabras, pese las ideas son realidades efectivas. Te lo pide Cristo.