Una emotiva ceremonia religiosa sirvió para despedir a la pequeña Ángela Rosa Rivera Ávila, quien murió tras recibir un disparo en la cabeza, cuando tomaba biberón en su hogar, en Calle 25 de El Chorrillo.
La niña, vestida de blanco como un angelito, yacía sobre un ataúd del mismo color. El féretro, antes de llegar a la Iglesia de Fátima, fue paseado por las diversas calles del barrio que vio nacer y morir a la bebita de dos años y 10 meses de edad.
Horas antes del sepelio, la tristeza dio paso a unos minutos de alegría, cuando su madre Rosa Ávila reunió a los niños del barrio y frente a un pastel le cantaron el cumpleaños a Ángela Rosa, tal como se lo había prometido semanas antes del mortal disparo.