Aunque no es para nada legal ni defendible, hasta cierto punto se puede entender que los habitantes de un barrio marginal tengan conexiones ilegales de luz, o se retrasen en sus pagos de servicios de agua.
Pero resulta verdaderamente inaceptable que zonas residenciales de personas de clase media alta y hasta en barriadas exclusivas encontremos conexiones brujas de energía eléctrica y de televisión por cable, y además que estén en la lista de morosos del IDAAN.
Esta es la gran ironía en la proliferación de las llamadas "telarañas": esa gente que proyecta al mundo la ilusión de que "el progreso acaricia sus lares", pero que en realidad hacen todo lo que pueden para "chifiar" las cuentas.
Lo más grave e insultante es que hablamos de casas con televisor plasma en cada cuarto, 3 aires acondicionados y refrigerador modelo side by side.
Es cierto que la luz está por las nubes, y que los panameños hemos sido perjudicados por una serie de vicios de parte del mercado eléctrico y de falta de visión del gobierno sobre el tema. Pero el que está en capacidad de pagar sus cuentas, debe pagarlas.
Para eso está el ahorro de energía: no dejar encendidas las luces de un cuarto si no vamos a estar en ellos, reemplazar los bombillos incandescentes por focos de luz blanca y regular la temperatura del aire acondicionado a 23 grados centígrados.
En cuanto a la conexión de cable, no hay que aparentar lo que no se es. Si uno no puede costear el plan súper premium platinum con cajillas para 3 televisores y con capacidad de captar canales de otros planetas, entonces optemos por un plan más a la medida de nuestras posibilidades. Después cuando vengan los operativos de las empresas proveedoras, nos vamos a merecer cada centavo de multa.