Iban cómodamente en el bus de la ruta Tumba Muerto-Cerro Batea, pero entre los pasajeros había un trío de delincuentes.
El bus estaba casi vacío, pero a la altura de los edificios Los Libertadores, en Tumba Muerto, empezó la acción de los malandrines.
La víctima iba distraida durante el trayecto, y uno de los delincuentes se sentó al lado para apuntarle con la pistola en el cuello, y el otro se ubicó detrás con un filoso cuchillo que se lo ubicó justo a la altura del estómago.
El hombre quedó paralizado y sin palabras, sólo cumplió con las órdenes que le daban los malosos.
Entregó la bolsa de trabajo donde tenía sus celulares, entre ellos un BlackBerry. Además de 40 dólares en efectivo.
Todo fue muy rápido y los pocos pasajeros que había en el colectivo no se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Los delincuentes solicitaron parada por área de Santa María, y uno de los tres que no participó en el delito pagó el pasaje.
Salieron en estampida y cruzaron la calle para tomar otro bus rumbo a San Miguelito.
La víctima sólo quedó con un balboa para poder llamar a su familia e informarle lo que había ocurrido.