Don "Jubieladio" y un grupo enorme de venerables ancianos hace buen rato que acabaron con los platos de arroz que les correspondían y ahora quieren engullirse como si fuese una gracia, carísimas porciones penalizadas por la geriatría con sal, coco, o almejas. Aún así, ellos son los menos dañinos a la sociedad que han ayudado a construir.
En Panamá muchos jóvenes están cabreados, deprimidos y sin trabajo necesitando de una oportunidad para levantar un rancho y llevarse a una hembra y no pueden. Y se preguntan, qué hace tanto jubilado en ministerios, UP y un etcétera grande, y por qué tanta 'pedidera' de vainas desde que amanece.
Ya es hora de que los viejos con sentido común encauzemos a los demás a buscar el derrotero del gato solo cuando envejece. La sabiduría debe hacerse a un lado para hurgar por su propia cuenta. Se supone que toda la praxis adquirida desde la juventud al tiempo otoñal de un hombre, es suficiente para construir y al final tirar los huesos en una mecedora de teca y ver caer y renacer las hojas sin que haga bien ni daño.
Solo el gallote tiene licencia divina para no prevenir jamás, Pero no!... en casinos y lugares de "chinguia" los jubilados tropiezan con los macacos a cualquier hora del día. Da que pensar que el 99% de los pensionados puede que estén en manos de las financieras.
No quiero escupir para arriba, pero el que los jubilados trabajen en el gobierno le hace más daño a las esperanzas de la juventud panameña, que la destemplada ocurrencia gubernamental de meter preso al monstruo ventrudo de Justino, por buen periodista.
Muchos viejos tenemos claro, que el grillo no es maromero, que es un formidable saltador natural que come lo que le corresponde, si es que no se lo comen antes.