REFLEXIONES
"¿Qué
pasa con la Cancillería?"

Carlos Christian Sánchez
Crítica
en Línea
Pocos ciudadanos
se percatan de la existencia del denominado Consejo Nacional
de Política Exterior, entidad dedicada a la consulta y
regulación de nuestros objetivos nacionales fuera de nuestras
fronteras. Que yo sepa, desde la instalación del nuevo
gobierno de la señora Mireya Moscoso, menos de tres veces
se ha reunido dicha comisión.
Ahora que Panamá es realmente soberana tras la retirada
de una potencia ocupante, nos percatamos que parece haber un
"limbo" en los objetivos políticos del Istmo
en el exterior. Recordemos que somos neutrales por el compromiso
canalero de 1977, que somos bolivarianos ya que adoptamos las
ideas liberales de Simón Bolívar y que somos latinoamericanos
(hermanos en una misma región donde hablamos el Español,
demás de tener similares cualidades culturales, sociales
o políticas).
Pero Panamá generará buenos diplomáticos
y especialistas políticos que le recuerden a los presidentes
la realidad de nuestro mundo globalizado? Desde 1999, se está
aplicando una nueva ley sobre el Servicio Exterior Panameño
que pretendía regular los nombramientos políticos,
muy usuales bajo la tolda gubernamental de turno. Empero, el
famoso nepotismo aún se sigue aplicando en la actual administración:
Embajadores, consejeros, secretarios y cónsules son amigos
de los grandes asesores presidenciales, incluso ministros de
Estado del gobierno.
Por otro lado, cómo se pretende tener una coherencia
en la política exterior panameña, si la gran mayoría
de los funcionarios de la Cancillería desconocen las normas
de la diplomacia internacional. No se ha logrado aún diversificar
las especialidades de esos funcionarios públicos, puesto
que la presencia exterior istmeña requiere de muchos expertos
en economía, comercio exterior, ciencias políticas,
etc. Esa es la verdad, pero muchos de los economistas panameños,
los ejecutivos de la banca nacional o los doctores de derecho,
no tienen la más mínima idea de cómo negociar
o tratar con gente de otras latitudes, lo que generalmente causa
rencillas y malas actitudes por la imagen negativa que generamos
en el exterior.
Muchos diplomáticos y empresarios extranjeros me han
dado pocas perspectivas benéficas sobre la forma como
trabaja el Servicio Exterior Panameño. ¿Cómo
puede ser que la Cancillería no haya trabajado más
en la divulgación nacional e internacional de la próxima
Cumbre Iberoamericana de noviembre del 2000, en vez de concretar
meras reuniones exploratorias y vagas que en nada ayudan a lograr
una respuesta para combatir la pobreza que aqueja a los niños
y adolescentes de la América Latina?
¿Cuándo será el día en que se
acabe con los nombramientos políticos en la Cancillería?
Por lo menos, ojalá que se aplique alguna vez una reglamentación
que permita que un 30 ó 50% de los embajadores o cónsules
sean de Carrera Universitaria Especializada. Les digo que hay
muchos buenos prospectos que salen graduados de la Escuela de
Diplomacia de la Universidad de Panamá. Y a pesar de las
adversidades, la educación que les dan los docentes de
esa carrera, es intensiva y amplia.
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