El presidente George W. Bush volvió a rechazar la amnistía para doce millones de inmigrantes ilegales en EE.UU., pero su rival demócrata John Kerry abrió la posibilidad de tocar esas puertas al proponer la legalización de quienes han vivido sin problemas por largo tiempo en el país y tengan hijos estadounidenses.
Kerry dijo que como parte de la solución al problema de los indocumentados, era necesario activar un plan de legalización meritoria.
Bush dijo que toda amnistía equivalía a premiar la entrada ilegal al país, generaría nuevas oleadas de migrantes indocumentados y afectaría a los que están ya en una larga espera de legalizar su situación migratoria.