A Wangari Muta Maathai, de Nyeri, Kenia, sus más de 30 años de dedicación a la lucha por el medio ambiente y los derechos humanos le valieron un reconocimiento único en su clase. Ella es la ganadora del Premio Nobel de La Paz 2004.
Esta mujer, de 64 años, han encabezado intensas campañas para la protección de las selvas de su país y para distribuir alimentos entre la población afectada por una prolongada sequía.
Está divorciada y tiene tres hijos. Es viceministra y secretaria de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Kenia.
Wangari, después de terminar su escuela secundaria, algo poco común en chicas de áreas rurales africanas, obtuvo su Licenciatura en Biología de la Mount St. Scholastica College en Kansas, Estados Unidos, y consiguió una Maestría en la Universidad de Pittsburgh.
Al regresar a Kenia, trabajó en el Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Nairobi y luego, generando la oposición de sus compañeros varones y la facultad, consiguió ser la primera mujer de África Oriental en obtener un doctorado, ser catedrática y dirigir un departamento universitario.
En 1977, fundó el "Movimiento Cinturón Verde" que ha plantado desde entonces, unos 30 millones de árboles en Kenia y otros países de África. Este proyecto tiene como fin fomentar y salvaguardar la biodiversidad, proteger el suelo, crear puestos de trabajo especialmente en las zonas rurales, dar una imagen positiva de las mujeres ante la comunidad y afianzar las cualidades de éstas como dirigentes.
LA NOTICIA
Aquel día en que la ecologista recibió la noticia del galardón perdurará en su memoria. Estaba al pie del Monte Kenia que la inspiró durante años cuando le llegó la buena nueva. Sus primeras palabras fueron "agradezco a Dios y a los ancestros". Esto lo expresó ante varias personas y periodistas, quienes la siguieron hasta un hotel frente a esa montaña ubicada 120 kilómetros al norte de Nairobi.
"Es un gran honor para mí y mis compañeros ecologistas con los que sufrimos juntos durante años", dijo Maathai.
El lugar elegido está cargado de simbolismo. La floresta del monte Kenia de 5,199 metros, fue arrasada por leñadores y plantadores de marihuana y Maathai dio la batalla para reforestar la zona.
"Esa mañana, después que el Comité Nobel me avisó, miré la montaña, lloré y recordé historias de mis ancestros, contadas por mis padres, que recompensaban a quienes trabajaban sinceramente por una causa sincera".
El "Movimiento Cinturón Verde", que fundó en 1977, plantó desde entonces unos 30 millones de árboles en Kenia y otros países de África.
"Es una verdadera heroina keniana. Su humildad es asombrosa. Merece en un 100% su recompensa", señaló una turista llegada de Suiza.
Maathai parecía desorientada cuando le preguntaron qué hará con el premio de 1.37 millones de dólares. "Dios mío jamás vi tanto dinero. Habrá que hacer un presupuesto pero, de todas formas, una gran parte se destinará a la protección del medio ambiente", declaró.