TEMAS DE ACTUALIDAD
�Cu�l es la sorpresa?
Dr. C�sar Quintero S�nchez
M�dico
Para cualquier observador objetivo del acontecer nacional, no resulta una novedad el reconocer que en la �ltima mitad del siglo que fenece, se desarrollaron dos corrientes populistas que realmente concitaron el cari�o de las grandes mayor�as despose�das en este pa�s. Sin embargo debemos admitir que una de esas corrientes, luego de un primer intento fallido, ha logrado reencauzarse por el sendero de la b�squeda de respuestas concretas a la azarosa realidad cotidiana del 60% de nuestros coterr�neos. No faltar�n las cr�ticas y se�alamientos de los obstinados de siempre, que jam�s entendieron durante los �ltimos cinco a�os, que la riqueza nacional es para distribuirla y no para concentrarla y que la modernizaci�n es un proceso para desarrollar por etapas, en forma concertada y sin producir crisis. Mientras que el otro movimiento que una vez expres� en la voz del desaparecido en el cerro Marta, que se hab�a constituido para abanderar las causas de los que menos tienen, fue paulatina y progresivamente alej�ndose de los intereses de los descamisados, para convertirse en la punta de lanza de la m�s radical transformaci�n neoliberal que recuerda nuestra historia republicana. Tengo que reconocer que hace falta un gran valor personal y un coro cohesionado de seguidores en las diferentes instancias de la sociedad civil y pol�tica, para atreverse a distanciarse del calor popular y hacer perder el poder de convocatoria electoral al partido m�s grande de nuestro pa�s, con semejantes medidas de reestructuraci�n econ�micas que hasta este momento, en nada han mejorado o abaratado los servicios p�blicos, la salud, la educaci�n, el transporte y la canasta de alimentos, aunque debo aclarar que no s�lo de pan vive el hombre y que la gente com�n tambi�n quisiera antes de morirse, poder en alguna ocasi�n; comerse una centolla, regalarse un Rolex o transitar los corredores en una motorcicleta, por cierto m�s cara que una casa de la nueva ciudad m�s all� del nuevo puente sobre el Canal. Qui�n en su sano juicio puede ahora sentirse sorprendido por el hecho de que miles de perredistas est�n abandonando su militancia o su membres�a hacia un colectivo, que los nombr� por contrato cada tres meses, que durante cuatro a�os desconoci� la carrera administrativa y que asign� en los puestos con mando y jurisdicci�n a quienes tan solo un min�sculo c�rculo decid�a, basado en no s� cu�les argumentos. Creo que en este pa�s se ha llegado a tal grado de madurez o pragmatismo pol�tico que se ha hecho rutinario, el que la clase dirigente de los diferentes partidos, persiga el poder gubernamental s�lo para beneficio de sus propios intereses, sin mostrar el menor sonrojo ante las decisiones parad�jicas c�clicas, haciendo uso permanente del trueque de apoyo por canonj�as.
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