El Papa Juan Pablo II, muy debilitado, encara una de las semanas más extenuantes de su pontificado en la que se sucederán las celebraciones del 25 aniversario de su elección, en momentos en que aumentan las inquietudes sobre su estado de salud.
El sumo pontífice, pese a una fatiga aparente, sigue con determinación cumpliendo sus obligaciones. El domingo se asomó a la ventana de sus aposentos en el Vaticano para agradecer a los jóvenes el apoyo que le brindaron durante todo su pontificado.
El Papa leyó hasta el final su breve texto con una voz bastante clara, aunque en algunos momentos se quedaba sin aliento. Pero la merma de sus capacidades físicas alimenta rumores y preocupaciones sobre su capacidad para afrontar el apretado programa que se le avecina.
El Vaticano tuvo que intervenir para desmentir firmemente que Su Santidad haya sido sometido a diálisis por insuficiencia renal, como habían afirmado dos agencias de noticias italianas. |