EDITORIAL
Reforma tributaria
Sube el pan, la leche, el pollo y por si fuera poco, también se espera que suban los impuestos que paga el panameño que trabaja y gana un salario escuálido.
En Panamá actualmente está en el tapete para discusión una propuesta de reforma tributaria, que busca extender al sector servicios el Impuesto de Transferencia de Bienes Muebles (ITBM) o del 5%, que amenaza con convertirse en otro golpe para el pueblo que se debate entre la sobrevivencia y la resignación económica.
La reforma tributaria es uno de los compromisos pactados por el Gobierno en una Carta de Intención suscrita hace tres años con el Fondo Monetario Internacional.
Aunque se plantea como uno de los objetivos no golpear a los sectores más necesitados, los cambios en el fondo buscan mayores ingresos para el Tesoro Nacional.
Como compensación se plantea exonerar del impuesto sobre la renta a los trabajadores que perciben salarios menores a los 800 balboas, pero esa suma sin duda se recuperará al gravar a los servicios que utilizan éste y otros sectores de la población.
Por años el sistema tributario ha sido injusto. Los asalariados pagan más impuestos sobre la renta que las grandes empresas, que pueden recurrir a las exoneraciones que establecen las leyes.
Sin duda que esas empresas generan empleos y contribuyen al desarrollo del país, pero es inexplicable que los trabajadores, que son los que menos ganan, sean los que más coticen.
Esta situación muchas veces se origina en la deficiencia de los organismos responsables de las recaudaciones.
En algunas ocasiones no se reprime adecuadamente el contrabando o se conceden exoneraciones de impuestos a funcionarios con altos salarios.
Las exoneraciones de los impuestos por la introducción de vehículos por parte de legisladores, magistrados y fiscales, sangran al fisco. También es inconcebible que los legisladores coticen impuesto sobre la renta bajo una suma ínfima, en comparación con los ingresos que perciben.
Estas y otras son las injusticias de un sistema tributario que con la mala distribución de las riquezas, pretende que los asalariados carguen con el peso de las contribuciones.
¿Cómo hacer frente a un aumento tributario si por un lado, el salario se mantiene congelado?
También está el Gobierno que busca más ingresos, pero nunca se ajusta.
Se le piden sacrificios al empresario y al trabajador, pero qué hace el Estado.
¿Cuándo dará su cuota de sacrificio?.
PUNTO CRITICO |
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