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En días pasados te pedí, papá, que me escucharas, y todavía estoy esperando que lo hagas, pero tú sigues allí, terco, con tus oídos tapados; pero no importa, otras personas, incluyendo algunos medios de comunicación - prensa, radio y televisión - sí escucharon mi súplica, y me prestaron atención. Pero hoy no te voy a molestar con mis lloriqueos tontos... Hoy voy a hablar es con otros niños que, como yo, nos tienen arrinconados, especialmente en estos días con aquello que los adultos están llamando “autorregulación”.
Amiguitos, yo creo que ya es tiempo, llegó la hora, cuando todos nosotros los pequeños levantemos nuestras voces hasta el más alto nivel de las autoridades correspondientes, para que por lo menos ellos nos escuchen (ya que nuestros padres no lo hacen), para pedirles que revisen la estructura orgánica de ese mentiroso Ministerio llamado de “La Juventud, la Mujer, la Niñez y la Familia”, porque sentimos que algo anda “chueco” allí adentro.
Conocemos pela’os que están jugando con sus padres (a quienes manipulan) para que dicho ministerio les permita hacer lo que les da la gana, perjudicándonos a nosotros que lo único que pedimos es que nos presten más atención, porque estamos seguros que a muchos de nosotros - quizás a la mayoría - no nos importe unos cuantos azotes, siempre que entendamos por qué nos los están dando, no sea que porque a nuestros papás les fue mal en el trabajo, o en otras cosas, llegan a la casa furioso, con ganas de desquitarse con nosotros...
Otra cosa... les cuento que en mi escuela están pasando cosas raras... Ya mis compañeros no quieren respetar ni hacerle caso a los maestros, son groseros, dicen palabras sucias y forman este relajo, sin que nadie los controle (yo también formo mi cualquier corrinche). Por eso yo creo que el Ministerio de Educación debe mandar a las escuelas primarias, más que a las secundarias, a Orientadores Profesionales, para que, desde esa temprana edad, los niños tengamos a quien contarle nuestros secretos y “cosas”, o sea nuestros problemas, ya que en casa nadie nos escucha, y menos esos “parches” que dicen ser nuestros “nuevos padres”. ¿Qué dicen, amiguitos, creen que funcione? Yo creo que sí, porque ya no tendríamos que buscar oídos en otros lugares, y para cuando ya somos grandes y trabajando, seamos “ciudadanos” honestos, honrados, y alejados de toda corrupción y vicios, pudiendo decir entonces, “Papá... ¿te acuerdas de mí?”.
¡Au Revoir! |