Los protagonistas del primer ataque de EE UU a Afganistán han sido el misil de crucero Tomahawk, lanzado desde aviones, barcos y submarinos, y tres bombarderos, el crucero B-2, casi invisible para los radares, el veterano B-52, con medio siglo de vida útil en las operaciones estratégicas de largo alcance, y el supersónico B-1, tan rápido como efectivo en los conflictos de la última década.
El Tomahawk, que lleva el nombre del hacha de guerra de los indios norteamericanos y cuesta alrededor de un millón de dólares, utiliza un cohete con combustible sólido para su lanzamiento y un turborreactor para alcanzar la velocidad de crucero y su objetivo. Este misil dispone de un sistema de guiado teledirigido que programa su vuelo con información suministrada por satélites espías.
El misil 'Tomahawk' dispone de un sistema de guiado teledirigido que programa su vuelo con información suministrada por satélites espías El misil mide 6,5 metros de largo, tiene un alcance de 2.500 kilómetros, vuela a unos 800 kilómetros por hora y transporta una cabeza con 450 kilogramos de explosivo convencional.
BOMBARDERO INVISIBLE
El B-2 Stealth (furtivo) es un bombardero diseñado en Estados Unidos para un supuesto conflicto bélico global. Con forma de ala volante y color negro, el B-2 o bombardero invisible ha sido diseñado especialmente para que en las pantallas de los radares dé la misma señal que la de un ave y no despierte la alarma en las defensas antiaéreas.
El aparato está pilotado por dos hombres y más de 200 pequeñas computadoras que controlan su dirección y maniobrabilidad con ayuda de satélites de reconocimiento KH-12. La compañía fabricante, Northrop, invirtió unos 1.000 millones de dólares en el desarrollo de más de 900 nuevos materiales plásticos y derivados de fibra de carbono destinados a absorber los ecos del radar y que son producto de diez años de estudios. |