Savón a un paso de la gloria

Sydney
EFE
El boxeador cubano Félix Savón, doble campeón olímpico de los 91 kilos, vive la mayor ironía de toda su trayectoria deportiva al estar a un solo triunfo de la gloria dorada de conseguir tres medallas de oro mientras que su mejor arma que lo catapultó a la historia, la pegada destructiva del golpe de derecha ha desaparecido. Savón, de 33 años, ya está clasificado para la final de los Juegos de Sydney, pero sin haber logrado en las tres peleas ningún triunfo por K.O., incluso no ha logrado tirar ni una sola vez a sus rivales a la lona. Savón abrió el torneo con superioridad manifiesta (RSCO) en el segundo asalto ante el nigeriano Rasmus Ojemaye; venció de la misma manera al estadounidense Michael Bennett, en lo que se consideró la final anticipada, y luego llegó el mayor sufrimiento ante Kober. El ruso Sultanahmed Ibzagimov, su rival eninal, tampoco se ha caracterizado por una pegada contundente que dejase a sus respectivos rivales fuera de combate.Los tres combates los ganó por superioridad manifiesta y a los puntos, respectivamente. Savón, que espera colgar los guantes al concluir el Campeonato Mundial del año próximo que le permita conseguir el séptimo título, no lo logró en 1999, en Houston (Texas), al retirarse de la final con todo el equipo en protesta por la actuación de los jueces, ha demostrado en Sydney, que está con lo justo para la tercera medalla Olímpica. Frente al alemán Sebastien Kober, que no tiene nada en su boxeo, cuando se decidió atacar a Savón, lo puso en aprietas y el resultado final de la puntuación 14-8, favorable al medalla de oro de Barcelona'92 y Atlanta'96, reflejó la poca diferencia que hubo entre ambos. El gran mérito para Savón en su tercera Olímpiada es haber llegado con una gran preparación física y sobre todo mentalizado que en cada pelea tiene que trabajar al máximo con su directo de izquierda para conseguir los puntos, que han sido los que hasta ahora lo han colocado a las puertas de la gloria. "Con Savón se hizo un programa de preparación muy especial, en el que se trato de aprovechar al máximo los recursos que a sus 33 años le quedan como deportista y el resultado ha sido muy bueno", declaró a EFE Pedro Luis Díaz, entrenador del equipo cubano. Es sorprendente ver cómo Savón, que utilizaba muy poco su directo de izquierda en los años on la derecha le bastaba para tirar a la lona a sus rivales, ahora lo saca con precisión para abrir la guardia de su rival, pero sobre todo para conseguir los puntos decisivos porque luego su derecha hasta ahora todavía no ha logrado alcanzar un objetivo de forma plena. Frente a Kober marcaba bien con el directo de izquierda, pero cuando sacaba la derecha para cruzar a su rival le faltó la precisión y la potencia de los viejos tiempos cuando sentaba de inmediato a sus rivales sobre la lona. No hay que olvidar que Savón ha peleado en los 14 años que lleva en el mundo del boxeo aficionado nada menos que 581 combates, incluidos las tres que lleva de los Juegos de Sydney, con sólo 17 derrotas. "Savón está más mentalizado que nadie de que tiene que trabajar sobre el cuadrilátero y que si lo hace como hasta ahora no tendrá problemas para conseguir la medalla de oro", explicó Díaz. Ibzagimov tampoco tiene la gran pegada que pueda dejar a sus rivales "nócauts" con un solo golpe, pero durante el torneo ha demostrado que sí tiene potencia y consistencia en sus pu, dos elementos que pueden complicarle a Savón la pelea de la final, si el monarca cubano no le muestra desde el comienzo que su derecha todavía hace daño. El boxeador ruso no tiene un buen comnzo, como lo demostró en la semifinal ante el georgiano Vladimir Tchantouria, pero una vez que entra en acción encaja muy bien todos los golpes y ataca constantemente con excelentes combinaciones de manos, algo que no es aconsejable para el doble campeón olímpico. Pero el gran favorito al triunfo final es Savón, que además se ha ganado el respeto y la admiración de los aficionados australianos, que desean que sus Juegos de Sydney sirvan para que el boxeador cubano empate la marca de las tres medallas de oro que consiguieron su compatriota Teófilo Stevenson y el húngaro Lazlo Papp.
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