Para el salvadoreño “José” los últimos días han sido de mucho trajín, debido a las idas y venidas por las instalaciones de la organización humanitaria Pastoral Social Cáritas, donde viene tramitando su permiso, aunque todavía no ha recibido una respuesta se encuentra optimista.
“Tengo confianza de que pronto saldrá mi petición, con este documento creo que podré encontrar un trabajo formal, como ha ocurrido con algunas personas que ahora cuentan con permiso. Por ahora me dedico a vender vegetales en El Dorado”, dijo.
Al igual que José, actualmente en Panamá hay cerca de 800 personas que viven bajo el estatus migratorio de Protección Temporal Humanitario, otorgado por el gobierno en cumplimiento de convenios internacionales.
En Panamá hay una serie de entidades que brindan asesoría legal a los emigrantes, entre los que se encuentran el Centro de Asistencia Legal Popular, el Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos, la Organización Nacional Para la Atención de Refugiados, la Comisión Justicia y Paz y el Servicio Jesuita a Refugiados.
TRADICIONAL TIERRA DE REFUGIO
“María”, aunque no ha sufrido persecución política en República Dominicana, ella asegura que en su país ha sufrido discriminación laboral, por ese motivo, decidió salir de la ciudad oriental Santiago de los Caballeros, y llegó aquí hace seis años.
Panamá, tradicionalmente, ha sido una tierra de refugio para quienes son víctimas de persecución en sus países.
Cáritas informó que los colombianos son los más numerosos clientes de sus servicios, seguido de República Dominicana, Nicaragua, El Salvador y Perú, entre otras nacionalidades. También hay algunos de procedencia europea como rusos y chinos, pero muy pocos, en comparación con los latinoamericanos.
NUEVAS CAUSAS DE DESPLAZAMIENTO
De acuerdo a esta organización, el último grupo de desplazados colombianos que llegó a territorio panameño, a la población de Jaqué, está compuesto por 47 indígenas entre adultos y menores.
Históricamente, los mayores grupos de emigrantes llegaron a Panamá en las décadas de los 80 y 90, cuando las guerras civiles asolaban la región centroamericana, y parte de las naciones sudamericanas, donde la represión de las dictaduras militares ocasionó el desplazamiento de chilenos, argentinos, uruguayos y peruanos.
Ahora, aunque los niveles de desplazados por motivos políticos ya no son numerosos, la nueva causa del fenómeno migratorio es la severa crisis económica que sufrieron las naciones latinoamericanas en la década de los 90.